DEPILACIÓN EN LA ADOLESCENCIA: DECISIÓN O IMPOSICIÓN.
Te depilas porque quieres. ¿O porque te lo ha impuesto la sociedad sin darte cuenta? ¿Alguna vez te has preguntado por qué te depilas? ¿Crees que, si hubieras tenido referentes, durante tu adolescencia, que no se depilaran, a día de hoy lo estarías haciendo?
No venimos aquí a juzgarnos a nosotras mismas, pero sí que estaría bien poder crear un espacio para reflexionar sobre nuestra educación, tanto en la escuela, en casa y en sociedad. Quién sabe cómo seríamos tras haber tenido otras influencias, otras personas a las que querer parecernos en el momento más crucial de la formación de nuestra personalidad: la adolescencia.
En este post os invito a que podamos pensarnos desde una visión externa, sin juicios de valor, sin culpas, sólo des del cariño y el respeto. Ya no sólo para entendernos a nosotras adolescentes, si no para poder aprender cómo tratar, si fuera el caso, a nuestras adolescentes cercanas de una manera más respetuosa con ellas mismas.
Si echamos la vista atrás, no hace más de cincuenta años que se puso de moda la depilación en España tras un anuncio de la marca de cuchillas de afeitar Gillette. Un anuncio rompedor en la playa mostraba a una joven en bikini totalmente depilada. ¡Voila! La moda del vello corporal quedó en el pasado, obsoleto, caput. Desde entonces, la depilación ha sido una autoimposición en toda mujer.
Culturalmente relacionada con la higiene y el deseo, nos empezamos a depilar cuando entramos en la adolescencia.
A tope de hormonas, comienzan a brotar pelitos de donde no sabíamos que podrían salir. Olores diferentes a los de antes. Pezones revoltosos. Cambios en general, a nivel corporal.
Y el desconocimiento, a los bulos en relación a la necesidad de la depilación para tener una mejor higiene (cosa que se ha demostrado en innumerables ocasiones que es falso, siendo todo lo contrario ya que el vello corporal nos ayuda a prevenir enfermedades e infecciones), unido a una educación escolar centrada en los cánones mujer/hombre, al bombardeo de anuncios en redes sociales, televisión, videoclips, en los que los pelos brillan por su ausencia, ¿cómo vamos a plantearnos una alternativa a la depilación?
Aportar otro punto de vista a las adolescentes es oro, aunque complejo. Muchas veces esperamos resultados inmediatos. En la adolescencia, el núcleo de la socialización se centra en el grupo de iguales, entre las amigas, las colegas, las influencers. Posiblemente explicarle a tu hija, tu hermana, tu sobrina, tu nieta, de un día para otro que no hace falta que se depile no sea una de las mejores herramientas.
Al final, nadie busca señalar o imponer una práctica, si no dar la posibilidad de desarrollar un pensamiento crítico en el cual, si le apetece tener el chichi como una Barbie de afeitado pues que lo haga, pero que, si lo lleva como la selva Amazónica también, y no pasa nada. Y ya no sólo por lo que pueda pensar el resto, si no por ellas mismas.
Por otro lado, es cierto que no podemos dejar toda la responsabilidad en ellas. Ellos también tienen que ser educados en el respeto y la libertad. La educación sexual, en este caso, es una de las grandes aliadas.
Esta capacidad de brindar empoderamiento es clave en el desarrollo de la personalidad y de las herramientas que puede llegar a tener una persona que, en un futuro y pareciendo mentira, la depilación puede joderle hacer o no un plan. Y es un poco mierda llegar a estas alturas.
