Follodrama: el chico caniche

¿Qué es un chico caniche? Imaginaos primero qué puede ser. Un señor con sus 35 añazos ya muy buen puestos que cuando se corría temblaba. Pero no temblaba un poco, era eso una lavadora centrifugando. Y yo, que chica intento entenderlo todo en el sexo y no juzgar, pues hice varios esfuerzos a lo largo de nuestros encuentros sexuales de que no me importase. Pero me hacía gracia, me cortaba el rollo, no sé.

Además, si yo estaba a punto de correrme también, con las sacudidas que metía hacía que yo me alejase mucho del orgasmo. Es que no entendía nada, de verdad. Además, chillaba, no gemía, chillaba. Era todo muy extraño, me daba la sensación de que estaba follando con un perro, un cerdo, una mezcla de varios animales, chica no sé. 

¿Cuándo vosotros os corréis, tembláis? Porque yo sí, las piernas empiezan a bailar solas, pero es que este muchacho a veces me hacía moverme tanto que incluso se salía el pene de mi vagina. Era exagerado os lo digo, yo no sé qué le pasaba.

A parte de eso era uno de esos elementos que te encuentras en la cama que solo piensan en su propio placer. Ya empezamos mal cuando me dijo que llevaba mucho tiempo sin utilizar condón, que le apretaba…suerte que no me sugirió el gilipollas hacerlo sin preservativo, porque entonces iba a salir por la puerta tal como entró. Desde entonces tengo una norma, si un chico me sugiere hacerlo sin preservativo me subo las bragas y me voy. Que se vaya a casita a hacerse su paja de turno, que conmigo no folla. Y punto coño, tenemos que empezar a marcar territorio y no follar con cretinos, os invito a hacerlo.

Es una técnica milenaria que yo llamo: si del condón quieres prescindir, una paja y a dormir. Sienta tan bien.

 

Me comió el coño sin ganas, sentí que para él era un mero trámite. Y, para variar, me lo comió solo después de que yo bajase al pilón. ¿Por qué los tíos siempre hacen eso? Con lo que se me ocurrió la norma 2: no bajaré al pilón primero, que me coman el coño y luego ya decido. Porque en muchas ocasiones solo lo hago yo, y estoy bastante harta, que a mí también me gusta. A esta norma la llamaremos: bajaré al pilón si tú ya has comido de mi roscón. 

Y así, norma a norma, voy descartando de mi vida a bastantes gilipollas egoístas, y me quedo con la creme de la creme, esos tíos que disfrutan tanto recibiendo, como dando placer, como debe ser. Y que no tiemblan como un caniche, gracias.

 

Te falta perreo