Esta mañana he recibido en mi móvil, por fin, la foto de Nico. Se trata de un mensaje que invita a que ayudemos a Nico a recorrer el mundo, pasando esa imagen a todos nuestros contactos.
Esta iniciativa parte de Esmeralda, una profesora de secundaria de Torrejón, la cual ha querido que con este garabato sus alumnos tomen conciencia de la pérdida de control que se produce al colgar una imagen en las redes.
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Se trata de un dibujo inocente pero un gran experimento que supone un golpe de realidad en las narices de quienes legislan sobre educación, aquellos que mediante objetivos curriculares, pretenden que se aprenda con teoría lo que solo se puede aprender con práctica.
Puede atemorizarnos mucho la realidad, la sociedad en la que nos ha tocado vivir. Hace menos de 10 años era impensable que gracias a nuestros teléfonos pudiesen tener nuestros pasos registrados las 24 horas del día, que nuestros hijos pudiesen estar en contacto con individuos de todo el mundo con solo pulsar un botón o que ya se estén desarrollando importantes enfermedades asociadas a la dependencia que causan las nuevas tecnologías. Puede darnos miedo, pero el miedo no sirve de nada.
Ahora toca insistir en el buen uso, en los peligros y en el respeto. Pero ya no solo en el respeto por lo desconocido. Insistamos en una premisa fundamental: no hagas al otro lo que no te gustaría hacer a ti.
Solo así podremos evitar las tan temidas venganzas en la red o los acosos a nuestros adolescentes, sin entrar ya en otras prácticas terriblemente crueles. Es el momento de poner el foco no solo en quien de manera inocente le pasa una foto subida de tono a su pareja como parte de un juego sexual entre dos personas adultas, toca insistir en quien lleno de maldad o de ira utiliza esa imagen para hacer daño y propagarla por todo el mundo.
Pero ojo, la viralización no es el enemigo. Sin ir más lejos, el recientemente fallecido Pablo Ráez, conseguía hace menos de un año que las donaciones de médula aumentasen de forma asombrosa con tan solo compartir una imagen en sus redes sociales. ¡Anda que no podemos sacarle provecho a la difusión masiva!.
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A ver si por una vez, aprendemos a utilizar las herramientas además de quejarnos por lo mal que va el mundo.

Ana Gayoso