Vale, vamos a empezar por el principio. Jeanette Winterson es mi autora favorita, así que alomejor no soy la persona más objetiva del mundo en este post. O alomejor realmente Jeanette Winterson es la mejor autora que se puede leer, y estoy siendo súper objetiva sin quererlo. Eso lo tendréis que decidir vosotrxs cuando la leáis tras este post.

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¿Por qué me da tanto hype con Jeanette Winterson? Porque es una superviviente alucinante. Y no solo ha sobrevivido, sino que además te cuenta sus historias con un humor ácido tan potente que, aunque te sientas identificada con sus desgracias, no puedes evitar reírte. Jeanette escribe tan desternillantemente que te ríes en público. En el bus o el metro, en la sala de espera o mientras te tiñen el pelo. Y todas sabemos que reírse en público es un acto de rebeldía, y encima, te alarga la vida.

Pero tampoco te deja desconectar del todo; no te deja perder la visión de que lo que le ha pasado a ella (y alomejor a ti también) es una mierda grande y maloliente. Te ríes, pero te va rompiendo esas corazas que te has hecho para protegerte de los que te hicieron daño. Te ríes, pero te ayuda a encajar los golpes con amor propio, y no con una armadura. Te ríes, pero lloras.

Jeanette Winterson es lesbiana. Ya con eso podríamos contar con historias bastante duras. Pero es que además es adoptada, y su familia de adopción es evangélica pentecostal. Su madre es dura, pero dura, dura y por supuesto que no acepta la sexualidad de su hija. El padre, la mayor parte del tiempo, y sobre todo en su infancia, ausente. Pero ella sobrevive. Sobrevive a todo eso, con sus traumas y sus problemas (muy gordos, por cierto), pero nos enseña que por muy dura que sea nuestra existencia, por mucho que aquellos que se supone que nos quieren y nos apoyan nos den la espalda, hay una salida. Nuestra vida puede ser brillante, puede ser divertida, podemos encontrar el amor y el éxito, porque los prejuicios y los estereotipos no nos definen.

Somos lo que queremos ser y ella está ahí para decírnoslo cada vez que abramos uno de sus libros.

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Jeanette Winterson sufrió una depresión muy profunda de la que logró salir a duras penas. Es tan valiente que en sus libros también nos lleva de la mano a través de todo su proceso.

Sus historias me han servido para reconciliarme conmigo y con mi pasado. Mi experiencia no ha sido tan dura como la de Jeanette, pero me he visto reflejada en esa niña solitaria, con la cabeza llena de ideas que le decían que tenía que apagar. Con sus mundos de escape en los libros. Me he visto reflejada en las peleas con su madre, pero también he conocido la historia de esa madre, y me he acercado a entender el por qué de las decisiones de la mía. Si sientes que tu relación con tus padres (en particular con el lado materno) es complicada, seguro que te encuentras en sus libros.

En fin, Jeanette me ha dado paz. Me ha acercado a entenderme, me ha hecho reírme de mis dificultades, me ha dado esperanza. Me ha dicho: respétate, aunque nadie más lo haga. El valor que tenemos lo definimos nosotras.

Si esto os ha animado a leer a esta increíble escritora, os recomiendo que empecéis por “Fruta prohibida”, una novela autobiográfica sobre su infancia y adolescencia. Para algo más light, os recomiendo “Días de Navidad”. Se pueden encontrar en Amazon, La Casa del Libro, La Central… vamos, que no hay escusa para no empezar a leer ya de ya.