Mis amigas del Erasmus a las que quiero y adoro eternamente ( verdad nº1) me han regalado ‘Cosas que nunca olvidarás de tu Erasmus’ de Amaia Arrazola y Raquel Piñeiro. A través de las ilustraciones de Arrazola, vamos recordando los nervios, las emociones y la evolución del hominido Erasmus, como ellas dicen.

La verdad que me hizo soltar alguna que otra lagrimilla y también hay que decir que refleja bastante bien la vida erasmusil. Pero echo en falta un poco más de chicha, de verdades, de carnaza, vamos.  Así que he decidido sacar a la luz las auténticas verdades sobre el Erasmus, quizá algunos se enfaden conmigo por romper esa especie de pacto de silencio que nos une a los Erasmus. Pero como hace ya cinco años que volví de Milán y estoy enfadada con la vida por no haberme dejado vivir en ese espacio-tiempo continuamente, creo que ha llegado el momento de liberar los secretos más bonitos, duros y oscuros de el programa de intercambio más mítico.

– No nos preguntéis por nada de esto. Lo negaremos –

1. Se llama Erasmus Orgasmus por algo.

La primera en la frente. Que sí, que la experiencia, los amigos, los idiomas, todo eso existe y es lo más importante, pero de lo otro también hay y mucho. De hecho los líos y deslíos rigen la vida diaria de un Erasmus. Hay gente que hace hasta listas. En los grupos de amigos, lo normal es que haya habido varios líos. Con los mismos. El que no pilla, aunque sea un arrumaco, es porque no quiere. (No porque tenga pareja).

2. Es un milagro que nadie muera

A la gente se le va mucho de las manos. MUCHO. Cinco (o siete) días de fiesta a la semana pueden pasar factura hasta al más fuerte. Y más de uno acaba con algo roto.

3. La mayoría de las personas que van con pareja acaban siendo infieles.

Digo la mayoría porque todavía guardo un poco de fe en la Humanidad. Pero lo cierto es que hasta el más fiel se deja envenenar por el virus erasmusorgasmus, todos quieren entrar en la rueda de los ligoteos y el zasca zasca. Y ver luego la cara del pobre novio/novia cuando viene de visita. AY. Pobres. Hoy por hoy, tengo comprobado y contrastado que hay más parejas surgidas del Erasmus que pre-erasmus. Lo que no quiere decir que las parejas surgidas durante Erasmus sean garantía de nada. De hecho, no es buena idea echarse un novio (en plan novio serio) durante el erasmus. Pero a veces pasa, es lo que hay.

4. Mucha gente aprovecha para sacar su lado oculto o reprimido

Personas que en sus ciudades de origen son (… ¿cómo decirlo?) UNOS PRINGADOS se convierten de repente en el alma de la fiesta. Se transforman en seres ultrasociables o sacan el flipado que llevan dentro, pero al que en su casa no le dejan florecer. A estas personas les puede cambiar mucho la vida si lo saben aprovechar.

Pero también tiene su lado bueno: están aquellos que nunca se han encontrado cómodos con sus amigos o en su casa y que encuentran a sus almas gemelas o incluso los que por fin salen del armario gracias al ambiente tan abierto y receptivo, seas como seas. Nadie te conoce, es el momento de ser tú mismo de verdad.

 

5. Hay estudiantes que no se adaptan

Algunos lo pasan mal y se vuelven. No se encuentran cómodos, se ponen enfermos cada dos por tres o les entran las angustias. Se vuelven nada más empezar o se quedan ahí, sin hacer nada. Van a clase, se relacionan con dos o tres personas y se pasan horas en en su habitación viendo pelis solos. Como si estuviesen en sus ciudades de origen.

6. Se engorda una media de 10 kilos

Pasta, arroz, pizza. Pasta, arroz, pizza con nutella. Alcohol, alcohol, alcohol. Cena internacional. Sex on the Beach. Gelato. Servesa birr. Gofre. Hamburguesa a las 5 de la mañana. Invisibile. Tortilla de patata. Alcohol. También comemos verduras: pimientos, por ejemplo.

7. Te olvidas de los amigos de tu ciudad.

Te escriben para contarte historias que te dan igual, se te olvidan los cumpleaños, no te enteras de nada. Y cuando vas allí, tus historias no les parecen tan fascinantes. Y no te dejan hablar sin parar de lo que has vivido! ¿Por quéeee?

8. Cuesta una pasta.

Y casi siempre apoquinan los padres. Las becas son escasas y ridículas en la mayoría de las comunidades y, además, te las pagan al final de la estancia. Existe la opción de trabajar mientras estás allí, pero la realidad es que un porcentaje muy bajo lo hace. Puedes trabajar durante el año anterior para tus gastos, pero como te vayas a una ciudad grande, para poco te va a dar. Así que lo más normal es que los padres acaben financiando casi todo.

9. La depresión post-erasmus se ha llevado la cabeza de mucha gente por delante.

Muchos estudiantes vuelven medio zombies, con síndromes de abstinencia muy fuertes. Se les queda la cabeza en el Erasmus, no son capaces de volver a su vida normal, se pasan años tratando de alargar la vida estudiantil de juerga y viajes, pero pocos le siguen el ritmo. Muchos se enrolan en la ESN (Erasmus Student Network) para seguir en contacto (con tacto) con otros erasmus, pero, es sabido por todos, que no hay que hacerlo. Los erasmus son una fauna aparte, vienen y van, es algo efímero, irreal e inestable. Cuando se acaba, se acaba. No te unas a la ESN, no.

En serio, la depresión post-erasmus es horrible, aunque lo normal es llevar un bajón interior un tiempo y superarlo. En la ESN no se supera.

10. La gente odia a los erasmus

Lo notarás estando en tu destino y cuando vuelvas. Allí, alumnos, profesores, gente de la ciudad te rehuirán y gruñirán con tus dudas, tus gritos en español y tus torpezas en el súper. Y cuando vuelvas, compañeros de clase, hermanos, profesores estarán hartos de tus historietas, no querrán ayudarte a conseguir apuntes de esas asignaturas en las que te matriculaste pero no has convalidado y pensarán que te has ido a lo que has ido. Pero tú lo negarás, siempre.

 

 

11. Puedes perder un año de carrera

Académicamente hablando claro, porque ganarás muchas otras cosas. Hay carreras muy complicadas para compaginar con un Erasmus, pero aún así los estudiantes que eligen hacerlo sacrifican un año para poder ir, dejando varias asignaturas para el año siguiente o hacerlas a distancia. O también puede ser porque directamente seas tan burro que no apruebes nada. O tengas la mala suerte de ir a una de esas pocas universidades en las que se suspende a los erasmus sin piedad. Vaya, qué casualidad.

12. Lo de que te cambia y te marca pero no sabes explicarlo.

Verdad, verdadera. En diferentes grados y aspectos, pero a todo el mundo le marca para bien o para mal. A los que no habéis estado de Erasmus os recomiendo leer el libro de Amaia Arrazola y Raquel Piñeiro, os dará una buena idea de lo que es el día a día de un erasmus, os acercará a sus sensaciones, pero no sabréis lo que es. Lo siento, no puedo explicarlo y es por esto, que muchos odian a los erasmus.  (Envidia)

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Así visto, puede parecer una lista de cosas negativas, pero ¡todo lo contrario! son estas pequeñas chaladuras, adversidades, verdades, lo que dan ese punto de locura que tienen todos los erasmus.

PD: esta es mi experiencia personal y la de mi entorno, no quiere decir que no haya gente con otras experiencias diferentes. Si eres una de ellas, puedes dejarla en comentarios.