Las bodas de otoño son el nuevo negro, es un hecho. Gracias a Dios, atrás quedaron esas odiosas y populares bodas estivales, a las que yo tanto temo. No sé vosotros, pero para mí no hay nada peor que un enlace veraniego. Ya no solo porque las decoraciones terminan siempre siendo todas iguales y parece que has quedado atrapado en el día de la marmota, sino porque te vas a cocer de calor sí o sí. Y lo triste es, que para cuando cae por fin la noche, tu imagen es más digna de un After, que de una boda: el pelo como si te hubiese comido a besos La vaca que ríe, la cara llena de brillos y no precisamente como los del Touche Éclat. Créedme, si te suda la cara, da igual la cantidad industrial de agua termal que te hayas echado y las veces que metas la cara en la nevera, terminarás con el maquillaje más cuarteado que el del Joker de Christopher Nolan. Por no hablar de los malabarismos que tienes que hacer, para que tus pies no se vayan escurriendo de las sandalias y parezca que llevas el último modelo de Maki Aminaka. Vamos, que yo  termino hecha un cuadro. Así que la misión que me he propuesto hoy es a modo de post Deco, convenceros de por qué casarse en otoño es sinónimo de molar mogollón.

Es la época más bonita del año.

El otoño es como el filtro Amaro de Instagram: lo hace todo mucho más bonito. Los colores, las texturas o la luz, crean una estampa idílica para casarse. Si tienes un poco de ojo, no tendrás que quebrarte mucho la cabeza para encontrar la localización perfecta para la ceremonia. Pd: Ya no te hará falta plantarte en  medio de un trigal y terminar con el vestido lleno de espigas o currarte una escenografía de película para tener unas fotos de boda requeteguays: el bosque más cercano y unas cuantas hojas caídas te harán el apaño.

Puedes celebrarlo tanto en exteriores como en interiores.

Es de lo mejorcito de esta época: el entretiempo. Un lujazo de clima sobre todo, si lo celebras entre las últimas semanas de septiembre y primeras de octubre. Si tienes miedo a la lluvia, que a veces es muy traicionera, os recomiendo sitios semiabiertos, que te permitan disfrutar del entorno, como por ejemplo, las estructuras tipo invernadero.

Puedes usar elementos naturales de la época y ahorrarte un pastón en atrezzo.

Mi motivo favorito para celebrar bodas en otoño. Calabazas, setas, granadas, manzanas, paja y hojas de mil colores, te apañaran por dos duros unos centros de mesa y unos adornos geniales.