No quería ver el vídeo de Torbe sobre La Manada. En general no quiero ver nada de un señor que presume de putero, que es un supuesto abusador de menores, un proxeneta y creador de un tipo de pornografía en la que la mujer se convierte en un puro objeto para el consumo masculino (y esto, «hamijo», no son insultos, es la realidad… se ponga usted como se ponga). Pero llegó a mí este artículo de Vice y claro: la curiosidad mató al gato. Sí, la humanidad está perdida y llena de machirulos ofendiditos llorando por las esquinas para que les hagan casito. Pues a Torbe le voy a hacer caso y si tiene que llorar, que llore con motivos; porque estoy hasta el coño de tener que tener cuidado para no hacer pupita a los egos masculinos mientras ellos se permiten el lujo de decir todas las barbaridades que se les pasan por la cabeza con total impunidad.

Torbe, me das mucha pena. Ahora que resulta que has vuelto al negocio y que tus niveles de popularidad están tan bajos (después de varios procesos judiciales que no te dejan en muy buen lugar y, probablemente, sin un duro), sientes la necesidad de hacerte notar de la mejor forma que sabes: DANDO ASCO. Y voy a analizar tu mierda de vídeo punto por punto para que te quedes tranquilo porque una «feminazi» te ha dado parole.

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Dices que un guardia civil y un militar no pueden violar a nadie. AHÁ OKEY YEAH. Hablemos de las cientos de violaciones de guerra, un hecho que se conoce y trasciende poco porque no se quiere manchar el nombre de las fuerzas occidentales así en general. También podemos hablar de los casos de abusos sexuales denunciados por mujeres militares. Pero vamos, a ti te da igual porque son denuncias de MUJERES que responden a una confabulación mundial feminista.

Dices también que como «son agraciados y se pueden ligar a quien quieran no les hace falta meterse en líos». Otro AHÁ OKEY YEAH. Para empezar porque en esa frase estás dando a entender que si fueran feos, una violación estaría justificada o algo así. Y terminando por lo evidente, podría hacerte una lista larguísima de señores violadores bastante atractivos a los que no les costaría nada ligar. Porque «hamijo», una violación no es una cuestión puramente sexual, es una manera horripilante de demostrar el poder físico, mental y sexual que se puede ejercer sobre otra persona.

– Sobre eso que dices de que no conoces a ningún violador, lo único que me sale es soltar una risotada bien sonora. La cultura de la violación está tan arraigada que en cierta medida todos somos cómplices. Y tú eres cómplice por encima de la media, «hamijo». Si no te crees que un Guardia Civil pueda ser un violador, permíteme que yo no me crea que no conoces a ningún violador.

– Dices, ojo con esto que es de traca, que no puede ser una violación porque no hay marcas en las muñecas y eso significa que no ha sido forzada. WHAT? A ver, «hamijo» Torbe, ¿de verdad necesitas que te explique que ante una situación de indefensión de este calibre las personas reaccionan de maneras distintas? Una víctima puede gritar y patalear. Otra puede decidir «dejarse hacer» para intentar que la cosa no sea peor. Otra puede estar tan pasada de rosca que ni se dé cuenta de lo que está pasando. NINGUNA ES MENOS VÍCTIMA QUE OTRA y, desde luego, ninguna violación es más violación que otra (no hay que olvidar que existen las violaciones silenciosas que muchas veces tienen lugar en la propia «seguridad» del hogar). Esto también afecta a la aparición o no de desgarros vaginales y otro tipo de marcas corporales.

– Y no se qué carallo dices de los WhatsApps que se enviaron previamente que, por muy asquerosos que fueran, ni siquiera han sido aceptados como prueba. Así que mejor calladito con esto, «hamijo».

– Tampoco entiendo chachi eso que dices del Opus, Pamplona y la lucha contra las agresiones sexuales en los San Fermines… sobre todo teniendo en cuenta que esas reivindicaciones vienen de grupos feministas de izquierdas y tal.

– Y luego está el discursito ese maravilloso en el que afirmas que «los hombres estamos en el disparadero y cualquier mujer te puede joder la vida». No voy a entrar en la de años que lleváis jodiéndonos la vida a las mujeres especímenes como tú porque esto no es una venganza en clave de género. A lo que huele esto es a tener un miedo atroz a que las mujeres se empoderen y reclamen su lugar en el mundo. Machismo recalcitrante, «hamijo». Pavoneo cipotudo y churumiqueo absoluto porque hemos decidido romper el silencio de los abusos sexuales. Y de ti no me sorprende, es así.

– Por último, nos la suda cómo dejes a las mujeres que tengan los escrúpulos, o no (guiño, guiño), de acostarse contigo.

¿Las feministas te damos miedo? Pues nada cariño, a chorar a Cangas.

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Y eso, que me voy a vomitar.