Me fascinan mis amigas y más cuando las muy perras van borrachas porque os juro que todo lo que sueltan por esa boquita debería ser historia de España. Vamos, que tienen más recorrido que el camino de Santiago. 

Un viernes cualquier pre y post pandemia.

Y como para mí las risas no se perdonan y si son compartidas, aún mejor, os traigo los sitios más raros en los que a mis amigas se les han corrido.

Diana: 

En 2017 me escapé con unos amigos a la feria de Sevilla y la cogorza que nos pillamos fue monumental. No sé bien qué punto de la noche conocí a un Irish que iba aún más borracho que yo y después de  liarnos como si nos fuésemos a chupar el alma, nos fuimos a desfogarnos a un parque porque estábamos más calientes que un tobogán en agosto a las 3 de la tarde. Nos fuimos detrás de un arbusto y allí estaba yo entregada chupando aquello – cómo se nota que era joven, porque ahora me duele el cuello sólo de pensarlo- cuando le dije al mozo que por favor me avisara cuando se fuese a correr. Él  se ve que el español no lo tenía dominado todavía o hubo un fallo de comunicación en nuestro Español – borracho- inglés, porque yo me aparté y él se corrió rollo aspersor en todo mi ojo y como aquello empezaba a picar muchísimo y no tenía agua ni nada con lo que limpiarme, no se me ocurre  otra cosa que restregarme el ojo con las manos sucias del parque. 

Resultado final: Se me puso el ojo como un tomate pera .

Tere:

Para mí el sitio más random donde se me han corrido es entre los dedos de los pies y fue con un amigo de mi hermano con el que siempre había tenido tonteo. El muchacho resultó ser fetichista de los pies y no había nada que le gustase más en el mundo que lamérmelos y que le tocase con ellos como el que pisa la uva. A mí no es que me resultase súper agradable la idea pero bueno, le dejé correrse entre mis dedos de los pies y casi se muere del gusto. Aún lo recuerdo y me entra repelús.corrido

Alejandra:

Pido solemnemente que esto sea anónimo y que me cambien el nombre porque como la gente de mi curro se entere de esto me tengo que cambiar hasta de ciudad porque me muero de la vergüenza. Conocí por Tinder a un chico un poco rarito pero que me ponía como una mona en celo y era guarro a más no poder. Nos pasábamos el día cerdeando y yo la verdad es que estaba living y con unas ganas locas de que me diese lo mío y lo de mi prima. Al final quedamos en su casa para follisquear y el chico no paraba de besarme y de lamerme por todos lados y claro, yo estaba en éxtasis como Santa Teresa.

En una de esas lamidas lo veo con cara de querer correrse ya y yo no sabía qué decirle. Él empieza a tocarse cada vez más rápido y con voz de angustia me pide que extienda los brazos. En ese momento y en aquel fregado pues chica, lo levantas.

corrido

Imaginaros: cachonda, en bolas, con los brazos levantados que yo no sabía si me iba a follar o a atracar cuando lo que ahora defino como un maullido de gato moribundo y se corre en  TODO MI PUTO SOBACO. Pero es que eso no es todo amigas porque no contento con haberse corrido en mi sobaco- que encima no me había depilado y aquello parecía una feria- tenía toda la intención de lamerlo como el que chupa Nocilla blanca del bocadillo.

corrido
Me faltaron piernas para hacer bomba de humo.