¿Cuántas de vosotras debatís día sí y día también sobre el famoso “qué me pongo”? Que levante la mano la que tenga el armario repleto de “nada que ponerse”. En mayor o en menor medida, la ropa que nos ponemos nos define, dice mucho de nosotras y por esa razón muchas veces nos cuesta tanto decidirnos acerca del look adecuado, porque sentimos que de alguna manera no nos representa. Como decía Christian Dior “El estilo es una forma de decir quienes somos sin tener que hablar”.

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En mi caso, cuando tengo que enfrentarme a cualquier situación, léase laboral (reunión, presentación, entrevista de trabajo, etc.) o personal (un evento, una fiesta, una cita, un concierto, etc.) lo primero en lo que pienso es: “¿qué me pongo?”. Llamadme superficial, llamadme ridícula, puede ser o puede que no. Sea como sea, una vez que tengo resuelto el tema outfit me siento mucho más tranquila, mucho más relajada y siento que lo demás fluye solo. Por supuesto que después de elegir el modelito de turno tengo que prepararme la reunión o la presentación y mogollón de curro técnico, pero cuando consigo sentirme a gusto con mi piel y cuando siento que la ropa que he elegido dice exactamente lo que quiero decir, me siento empoderada y lista para comerme el mundo o lo que venga.

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Mientras reflexionaba sobre esta realidad que nos incumbe a muchas mujeres, casualidades de la vida conocí a las chicas de CodicStyle que han montado una startup que pretende ayudarnos en estos momentos. Su objetivo viene a ser el que planteo en el post: ayudar al empoderamiento femenino a través de los estilismos. Ellas se dieron cuenta que sobre todo en el universo laboral, las mujeres directivas se enfrentaban a un escollo extra que sus colegas masculinos: la ropa.  Me cuentan que hay muchas directivas que en un intento de trasmitir seguridad y eficacia eligen atuendos con los que se sienten disfrazadas: mayoritariamente masculinos o demasiado rígidos o con tacones con los que no están cómodas y así un largo etcétera. Así descubrieron un nicho de mercado que no se basa en ofrecer un servicio de personal shopper, sino de ejercer de estilista y coach al mismo tiempo.

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La clave está en que trabajemos la actitud. La moda no es tan importante como sentirnos bien con nosotras mismas y con la ropa que elegimos. Por lo que hoy os animo a miraros al espejo de arriba abajo. A amar fuertecito cada trocito de vuestro cuerpo, vuestros pies que calzan un 46, vuestras estrías de la barriga, vuestro michelín de la espalda, vuestros brazos flaquitos o vuestra papada. Hay que quererse enteritas y creérselo. Y a partir de aquí jugad mucho delante del espejo hasta que os enamoréis del super outfit que el espejo os devuelve. ¡Plántate la ropa con la que mejor te sientas y cómete el mundo!