Hace siglos, cuando Asos empezó a traer ropa plus size, veía a las modelos y pensaba: vale, si la talla más pequeña de plus es la 46 y la info de la web dice que esta modelo lleva ese vestido de la colección plus size en una 46, yo me tengo que comprar la talla 60 porque soy el doble que ella, ¿no? QUÉ INOCENCIA COLEGA. No entendía que esa modelo buenorra en realidad tiene una 42 y lo que lleva son samples de las prendas y los ajustan a su cuerpini para que luzcan, por eso hasta que no lo capté me costó horrores dar con mi talla (estamos hablando de hace unos 7 años, que la mayoría ni sabíamos lo que era la compra online). Es el debate eterno: ¿por qué ponen a modelos plus size si la ropa que venden no les viene? ¿por qué esa incomodidad de mostrar a mujeres con lorzas y celulitis para que yo sepa cómo me va a quedar el condenado vestido bodycon?

Cuando Asos metió a Jada Sezer a desfilar me quedé OJIPLÁTICA, en los desfiles se le movían las tetas como dos tarrinas enormes de gelatina y los vestidos le quedaban mucho peor que al resto de compañeras, la amé desde el minuto 0 y gracias a ella me ahorré muchos euros porque me veía la misma problemática de pechonalidad y con la amichi Bree Warren, que de tetas anda escasa, pues no podía hacerme a la idea de cómo me iba a quedar ese top tan maravilloso.

Pues bien, dos jefazas de la web Buzzfeed han decidido hacer un reportaje gráfico de lo que pasa cuando te llega ese maravilloso vestido que lleva la modelo de Forever21 y al mirarte al espejo crees vivir en la puta Sala de los espejos del Tibidabo. Vaya broma.

1 2 3

(Imágenes: Buzzfeed)

Después de probarse varias tallas y dar su opinión, las dos chicas llegan a la siguiente conclusión: no todo nos puede favorecer, está claro que no tenemos el cuerpo de la modelo y que cada una tiene sus puntos fuertes y débiles, pero por eso mismo, deberían ser sinceros y decirnos que si vamos a tener que comprar el vestido de Denise 3 tallas más grande, para que nos quede ‘como a ella’, que nos lo digan, porque confías en que vas a estar espectacular y lo que pasa es que te dan una patada a la autoestima y al bolsillo, porque entre la pasta que te dejas en devolver la prenda y en los gastos de envío se te quitan todas las ganas de volver a comprar nada. Solo queremos vestirnos con ropa moni y actual, a todos los diseñadores del mundo: ¡os daremos nuestro dinero si nos hacéis prendas que nos sienten igual de bien que al resto!

Amén hermanas.

Imagen destacada: Buzzfeed.