A ver, que yo no estoy en contra del contouring en sí, es más, es una técnica que me encanta, pero sinceramente se nos está yendo de las manos. Y lo que sí odio es el hecho de que esto se haya convertido en un circo y considero que es algo que debe hacerse por un profesional.

Así que ya no puedo más. Como trabajadora en un counter de maquillaje, llevo demasiados meses aguantando que todo cristo, e incluso niñas de 12 a 15 años me pidan productos para hacerse el jodido contouring, y estoy harta. Sólo escuchar la dichosa palabrita ya me pone de los nervios, y es muy difícil hacer entender a las clientas, especialmente a las más jóvenes y altamente influenciables, que esto del contouring ni es tan bonito como se ve en los mini vídeos de Instagram, ni es adecuado para las mortales como nosotras. Y no, no es que yo sea una hater, pero hay ciertas cosas que se deben tener en cuenta antes de llenarse la cara de rayas oscuras sin sentido:

– No es una técnica de maquillaje aplicable al día a día. Prueba a ponerte una capa de base de maquillaje. Ahora coge otra base más oscura y hazte rayas por toda la cara. Ahora coge un iluminador, y póntelo también. Luego sella todo con una buena capa de polvos tránslucidos, o incluso los famosos banana powder, aunque el amarillo no sea el tono que necesita tu piel para neutralizar, da igual. Ahora sigue aplicando bronceador sobre las zonas oscuras. Colorete en las manzanitas y bien de iluminador brillante sobre los pómulos. Sal a la calle, a plena luz del día, y mírate bien con un espejo de mano. ¿De verdad no te parece excesiva la cantidad de pote que llevas en la cara? ¿Te parece normal haber enterrado tu piel entre capas y capas de cosas? Pues claro que no, porque ese es un maquillaje que se hace para fotografía, pasarela, televisión, etc., donde te van a plantar 4 focos en la cara y necesitan definir bien los rostros. No es un maquillaje para salir a la calle de normal, se ve demasiado artificial y no favorece. Y aparte, ¿quién tiene tiempo para hacerse todo eso por las mañanas? Sólo de escribirlo ya me parece agotador.

– No sabes hacértelo. En serio, no sabes. Seguramente muchos de los que van a leer esto sean expertos maquilladores profesionales y sí que sepan, pero hablo de la mayoría. Hija, si todavía al extenderte la base de maquillaje te dejas cortes en el cuello, te peleas cada día con el delineador del ojo, y sigues usando corrector 5 tonos más blanco que tu piel… ¿En serio te ves capaz de esto? Es una técnica muy complicada que requiere de unas herramientas y productos específicos para que quede bien difuminado y aplicado en los sitios correctos. El kit de Maybelline y la brocha del Primark son una versión muy affordable, pero de verdad, no te va a quedar igual que a la Nikkietutorials.

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– No eres una Kardashian. No viene Mario Dedivanovic a maquillarte a tu casa ni te esperan 800 paparazzis en cada esquina para fundirte a fotos cada día. Y no pasa nada, simplemente tenemos otra vida, una vida en la que estás preciosa con tu moño desecho y tu BB cream mañanera. No intentemos imitar lo inimitable porque nos estamos perdiendo nuestra propia belleza, única y con mucho potencial.

– No es body-positive. Toda esta locura acerca del contouring es más perjudicial para el autoestima de lo que parece. Como saben, esto se trata de crear luces y sombras en tu rostro creando pómulos más prominentes, narices más delgadas (he visto algunas que ni Michael Jackson 3 horas antes de morir)… En definitiva, nos están diciendo que nuestras facciones están mal, que son feas, que nuestra estructura ósea es antiestética y que por eso necesitamos cambiarlas a través del maquillaje. Craso error. No hay nada malo con tu cara, eres preciosa tal y como eres, y donde tu ves una nariz fea yo veo unos labios que ya me gustaría. Y donde tú ves poco pómulo yo veo unas pestañazas de infarto. Por eso, en serio, DEBEMOS parar ya esta locura de imitar a famosas, de querer parecernos a modelos o a otras personas, así en general, y empezar a trabajar con lo que tenemos, amándolo y apreciando que nos hace únicas y diferentes, porque ahí es donde radica la auténtica belleza.