Vamos a adentrarnos en el glamour de Hollywood, en esa época dorada de excesos y oropel, de películas en blanco y negro, de melenas onduladas que rozan los hombros y acompañan el tenue movimiento de la seda cortada al bies, que tan bien contrasta con los oscuros chaqués de los galantes y apuestos hombres, de cabello engominado y mirada penetrante.
Abrimos el telón para ver a Fred Astaire y a Ginger Rogers deslizándose ágilmente, “cheeck to cheeck” por la pista de baile, dotados de esa elegancia que nos transmite la nueva era del cine, escuchando los primeros acordes de la orquesta de swing…..
Queridos, bienvenidos a la Edad de Oro del Cine, al inicio de los grandes estudios, al anhelo de parecerse a esas damas elegantes que nos deleitan desde la pantalla, a través de sus movimientos, de sus melenas, de su maquillaje; bienvenidos al Star System.
Comenzamos a hablar de esa creación de “estrellas” de la manos de una de sus figuras más significativas, el peluquero y maquillador, Max Factor, creador de casi todos los cambios y maquillajes de las actrices de los años 30, tanto nuevas como heredadas del cine mudo.
Factor, además de ser el creador de técnicas innovadoras como el metrónomo de la belleza, objeto que usaba para medir las proporciones faciales y ayudar a aplicar las luces y sombras en el rostro (lo que ahora llamamos contouring ), supo adaptar el maquillaje al nuevo concepto de cine que venía de los años 20, creando así, el pan cake (Chaplin era uno de sus clientes) y el pan stick adaptando los tonos no solo a las nuevas tecnologías de rodaje, si no también al resto de las mujeres de fuera de la pantalla.
También hay que recordar que Factor comenzó fabricando peinando pelucas; una de sus mayores creaciones fueron las que usaba Marlene Dietrich, que se dice que estaban salpicadas de polvo de oro, colaborando en crear ese halo misterioso e inalcanzable, que Factor terminó de rematar diseñando un maquillaje exclusivo para ella, definiendo a la perfección sus labios, e intensificando y agrandando sus ojos con sombras oscuras aplicadas de manera descendente, ahumándolos y dotándolos de profundidad.
Otra de las actrices que produjo el Star System, fue Greta Garbo, para la que Factor también ideó un maquillaje característico, afinó y redondeó sus cejas, tiñó su cabello y nos regaló uno de los trucos más usados en la historia del cine, la vaselina, que la actriz utilizaba en su párpados antes de usar sombras y que mezclaba con carbón para delinearlos, creando así esa mirada ahumada y misteriosa que cautivó, y, cautiva décadas después.
¿Quién no recuerda a la rubia platino por excelencia? Jean Harlow fue una de las actrices más bonitas y dulces de la época, que debe su aura dorada a Max Factor, el cuál se hizo cargo de su melena, dotándola de ese color platino, que armoniza de manera especial con esas finas cejas dibujadas (se las depiló por completo), una clara y radiante piel y unos labios oscuros en forma de corazón. Famosa también por dibujarse un lunar falso (que más tarde copió Marilyn Monroe) que iba cambiando de manera continua en la mayoría de sus películas.
No podemos terminar sin mencionar al “animal más bello del mundo” según Hemingway ¿Sabéis de quién hablo? De la española por adopción, Ava Gardner. Con esa mirada melancólica fue otra de las obras maestras de Factor, marcando la cuenca suavemente en tonos marrones, ese eyeliner descendente, a ras de esas pestañas infinitas y esos labios jugosos, que hacían que en cada película la cámara se enamorase de ella como hicieron, y seguimos haciendo, el resto de los mortales.
Podría seguir desvelando más anécdotas y secretos de esta época de glamour y sensualidad que se esconde en los camerinos de los estudios de cine, pero creo que por hoy es suficiente y me despido entre notas de jazz, mientras maquillo mis uñas de Rojo Jungla, en honor a Joan Crawford ;)