Requisitos para ser una persona normal‘, la primera película de Leticia Dolera,  nos presenta a María de las Montañas, la mítica pringada desde el cole, que se ha plantado en los 30 sin trabajo, sin novio, sin amigos, sin casa… Así que cuando en una entrevista de trabajo le preguntan qué es ser una persona normal, enumera una serie de requisitos como tener vida social o una casa, que por supuesto no cumple. Es entonces cuando decide que va a esforzarse por conseguir ser una personal normal, según ese criterio que se acaba de inventar. Y para ello pedirá ayuda a un dependiente gordo pelirrojo de Ikea al que conoce en una librería. Los dos llegan al acuerdo de ayudarse mutamente, uno a adelgazar y otra a ser normal.

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Así que tenemos a la chica guapa y delgada, pero bastante colgada. El gordo, pelirrojo, aparentemente menos colgado, pero está gordo y con eso ya tiene bastante. Y los dos poco a poco se van conociendo, pasándoselo chachi, y gustándose. Hay momentos de risa y de lloro, situaciones con las que todos podemos sentirnos súper identificados y en general, pasas un buen rato viendo una peli, que te sorprende para bien.  Y encima, todo con un envoltorio muy chachi y muy pop. 

El vestuario de ella (Dolores Promesas) es bonitérrimo, la estética es impecable. Si te gusta Wes Anderson, muchas cosas te resultaran incluso familiares (esa cinta de correr de Borja) con ese detallismo que hace que todos los objetos sean bonitos y especiales. Pero tiene muchas referencias pop muy divertidas, el mundo Thermomix, ella es fan de Vicki Larraz, su dormitorio súper ochentero… y una banda sonora con bien de indie español del bueno, sale hasta Family.

Ahora llega la parte con la que tengo sentimientos encontrados y es la parte de cómo se trata el personaje gordo y sus cosas de gordo. No os voy a decir que sea faltona, ni mucho menos, pero sí quizá cae en algunos tópicos que con lo bonito y divertido que es todo, te dan bastante rabia.

El tema de los gordos

Como os digo, los chistes sobre gordos que aparecen el la películo son casi siempre los típicos clichés bastante propios de comedias, porque ya sabemos que reírse de un gordo siempre es fácil.  Así, les vemos a los dos yendo a tomar un café y él se pide tarta y sacarina ‘para compensar’, mientras se queja de lo duro que es estar toda la vida a dieta. Esta parte, no está tan mal porque quién no se ha pasado una tarde con la merienda y lo ha ‘compensado’ comiendo solo un poco de lechuga a la noche. Tiene su gracia.

Pero hay algún otro detalle que sí que sienta peor, como el presentarle a él como un vago. Parece que es incapaz de hacer ejercicio y se escaquea cuando ella le lleva a correr y por supuesto, tiene la casa llena de comida basura. Al final, es caer un poco en el tópico de que el que está gordo lo está porque come mucho y es un vago.

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SPOILER

Y por supuesto, él se enamora de ella desde el minuto uno, pero ella no… porque lo ve como su amigo gordo. De hecho, al final (esto es un poco spoiler AVISO) ella admite estar enamorada de su amigo gordo pelirrojo que vive con una abuela que no es su abuela y se tira pedos. Lo primero que destaca es ‘gordo’, porque fíjate, voy y me enamoro de un gordo, quién lo iba a decir.

Sin embargo, esto es un minipunto también, porque en definitiva la peli nos dice ¿qué es ser normal? Y aquí el gordo sale ganando porque al final lo ‘normal’, es la norma, la que nos imponen, lo que se supone que debemos ser pero no nos hace necesariamente felices. E igual lo que nos hace felices es salirnos de esa norma, así que qué preferimos ¿ser felices o ser ‘normales’?