Rutinas de belleza que te funcionarán desde el día 1.

 

Son tantos los productos disponibles y tantas las rutinas existentes para el cuidado de nuestro cuerpo que, de adquirirlos todos y seguirlas todas, no sólo no tendríamos espacio en casa para otra cosa, sino que únicamente viviríamos para ello.

Creo que lo importante del asunto es ir probando lo que nos llama la atención y quedarnos con lo que nos funciona a nosotras; y por funcionar me refiero no sólo a que veamos resultados en nuestro aspecto físico, sino a que se adapte a nuestra personalidad y estilo de vida particular.

Yo por ejemplo estoy rodeada de gente que va al gimnasio tres y cuatro veces por semana, algunos incluso hacen CrossFit, pero yo es que ni lo intento porque sé que, con el poco tiempo del que dispongo diariamente al volver del trabajo, lo lejos que me queda el gimnasio que me gusta y lo mucho que me aburren los encierros, eso no es para mí.

Sin embargo, he optado por otro tipo de actividades que si bien también me ayudan a mantenerme activa, se parecen mucho más a mí y me hacen más feliz: Andar en bicicleta y aprender un baile exótico. Porque en mi caso no se trata de tonificar, ni de quemar calorías, ni de tener más culo, ni de perder panza (aún cuando seguramente habrá quien opine que nada de eso me vendría mal), sino de liberar las endorfinas esas que dicen que se liberan con el deporte y que son tan buenas para el bienestar, conectar conmigo misma y tener mis ratos sagrados de no pensar en nada más.

Por otro lado, en Instagram he sido bombardeada (supongo que como todas), con productos y rutinas milagrosas para el cuidado de la cara, hasta que he terminado preguntándome cómo he podido vivir hasta ahora sin nada de eso, cómo es que no se me ha derretido la cara, no me han salido verrugas o… en general, cómo es que sigo teniendo cara.

Pero ya en serio, discriminando y usando el criterio propio, he rescatado varias cositas que me funcionan, como el retinol por la noche y la vitamina C por la mañana, más una cremita hidratante diaria (que a mí me viene especialmente bien porque tiendo a la resequedad, en invierno sobre todo), y exfoliación una vez a la semana. Y tampoco tienen por qué ser los productos más caros, que esto tampoco se trata de vivir estresada por gastarse medio sueldo en potingues; yo he encontrado unos sérums de retinol y de vitamina C que son gloria bendita, que cada vez que me tocan la cara me la dejan súper agradecida y que encima cuestan menos de diez euros.

Retinol

Vitamina C

Cremita hidratante

A mí me funcionan; no quiere decir que a todas. Me funcionan la bici cuando hay ganas, las clases de baile a las que me he apuntado con mi amiga para echarnos unas risas, los sérums, la crema… Pero ¿sabéis que es lo que más me ha funcionado, lo que me ha dado “resultados” desde el primerísimo día?: El prestarme atención, el querer cuidarme. Creo que no hay mejor rutina de belleza que esa, la de querernos mucho, y, como es querer es cuidar, son acciones, debemos cada una buscar la mejor o las mejores formas de expresarnos nuestro amor propio, ya sea con cremas, con ejercicio físico, con terapia psicológica, maquillándonos, quedándonos con la cara lavada, durmiendo ocho horas diarias, atiborrándonos de chocolate cuando tenemos la regla y lo necesitamos, cancelando planes para quedarnos leyendo un libro…

Hay tantas formas de cuidarnos como mujeres en el mundo, y sólo cada una de nosotras sabemos qué es lo que nos hará bien, pero una cosa sí es segura y es que cuando nos queremos, nos cuidamos, cuando nos cuidamos nos sentimos más bellas (o más bien somos realmente conscientes de lo bellas que somos), y así nos proyectamos.

 

Lady Sparrow

 

Enlaces de afiliado de Amazon