Mi amiga Tatiana hace varios años que se separó de su marido. Era su novio de toda la vida, el único chico con el que había estado. Fue un duro golpe, él simplemente se desenamoró, la dejó y se fue a vivir a otra ciudad. Fue sincero en todo momento y reconoció haberse esforzado por seguir la relación, mucha gente de su entorno sospechaba que había algo detrás, otra persona, pero sorprendentemente no, se llevaban genial y él no tenía a nadie esperando, pero quiso ser responsable emocionalmente y se fue lejos para evitar que el cariño y la añoranza les hicieran más largo y doloroso el duelo a ambos. Se fue hundido, la verdad. Durante un tiempo hablé con él y le estaba costando mucho seguir adelante con su decisión, pero quería seguir buscando la manera de ser feliz.

Tati, por su lado, cayó en una enorme depresión. El hecho de no poder enfadarse con él le hacía más duro todo, sería más fácil tener algo que reprocharle, pero no, solamente debía aceptar que ya no la quería de esa forma y no era culpa de nadie… así que la agonía se prolongaba.

Conseguí que fuese a terapia y allí le recomendaron que iniciase alguna actividad nueva, un hobby que no relacionase con su ex, algo que le gustase. Empezó un taller de cocina, pero pronto se agobió de estar rodeada de personas que no tenían nada en común con ella y además le suponía más estrés que otra cosa. Luego encontró un taller de pintura y le entusiasmó. Se apuntó a varias clases diferentes para tener varias tardes semanales dedicadas a esa nueva actividad que tanto le relajaba. Mezclar los colores era su parte favorita, ver cómo dos colores totalmente distintos se convertían en algo nuevo que conservaba la esencia de ambos… y así fue creando sus obras.

Sus profesores admiraban de ella su esfuerzo y su pasión, pero nunca alabaron su talento, supongo que porque no lo veían.

Cuando tuvo que mudarse el año pasado, una de las exigencias que tenía era que necesitaba un cuarto bien iluminado donde montar sus caballetes y poder dedicarlo a su arte.

Ha recibido críticas de expertos cuando ha intentado presentarse a algún concurso, algunas amigas (de esas que dicen ser sinceras para justificar su falta de sensibilidad) le han hecho críticas realmente crueles y yo, que jamás he entendido de arte, sinceramente creo que no se le da bien, Pero jamás he dicho nada al respecto, ni a ella ni a nadie, porque todo se sabe…. y es que es admirable el empeño que pone, la pasión con la que sujeta el pincel y cómo le ha cambiado la vida desde aquella primera clase a la que acudió con un chándal sucio y sin peinar. Ahora es feliz, tiene ilusión propia y un motivo por el que emocionarse cada día.

Hoy sigue dedicando sus ratos libres a embadurnar el suelo y las paredes de pintura en su cuarto de artista, no sé si es por lo que disfruto de verla tan feliz que me gustan cada vez más sus lienzos y me he puesto uno en la entrada de casa, por más que digan que es horrible, yo lo veo liberador, alegre, completo. Y es que es como ella se siente ahora.

Hace un par de semanas empezó a hablar mucho de un compañero de una de las clases. A mí me parece que puede estar sintiendo algo, pero ahora la veo tan capaz de ser feliz sola, que sé que si inicia algo nuevo será mucho más sano e independiente. Y mientras ahí sigue, pincel en mano, dándole lecciones a la vida de cómo se supera cada día con valor y empeño.

 

Basado en una historia Real.

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