“Blanca y radiante va la novia”, este dicho nos ha acompañado toda la vida, pero ¿desde cuándo y por qué deber eso así?

Si investigamos un poco, podemos observar que esta tradición es relativamente joven, porque todas recordamos las fotos de nuestras abuelas de novias, vestidas en tonos oscuros, sin grandes tocados ni velos, solo un traje sencillo, elegante y generalmente negro.

Quien puso de moda el casarse de blanco fue la reina Victoria de Inglaterra en el siglo XIX, pero en nuestro país no llegó esa moda hasta el siglo XX. En la actualidad, las normas están hechas para romperlas y cada vez son más, aunque son una pequeña minoría, las que deciden no llevar un traje que simbolice la pureza, sino que muestre con todo lujo de detalles la personalidad y gustos de una de las protagonistas. 

Hasta aquí parece todo perfecto, sin embargo, y hablo desde la experiencia, ¿si no te casas de blanco eres menos novia en tu boda?

Yo tuve los santos cojones, y así lo digo porque así fue, de casarme de morado, con mariposas y flores, como soñé de pequeña y como miles de niñas quieren hacerlo actualmente (lo que me preocupa en ocasiones porque parece ser que sigo teniendo los mismos gustos que el rango de población de 7 a 9 años, pero siempre quise tener un espíritu joven), y nadie en mi familia lo entendió. 

“Se quedarán esperando a la novia”, me dijo la encantadora de mi madre; “vas a parecer un arándano”, este comentario viene de la mano de una de mis mejores amigas; “en el futuro te arrepentirás” y este vino de la mano de una dependienta de una de las boutiques que visité.

La sinceridad es importante en estos casos y la agradecí, pero poco a poco hicieron que sintiera que era menos boda o menos novia por no seguir el patrón establecido de casarte con un vestido que supere con creces las cuatro cifras, con una cola y un velo hasta el pueblo de al lado y mucho brilli brilli. Ojo, no quiero decir que todas lo hagan así o que eso sea malo, pero es lo que se supone, porque una novia es un sinónimo de princesa por un día en el que todo el mundo le tiene que recordar lo guapa que está y el buen gusto que ha tenido para todo en esta vida. 

Aquí deberías analizar varios detalles que no vamos a desarrollar, pero no todas las novias tienen el mismo poder adquisitivo o no todas quieren parecer princesas porque no es su estilo. Lo que te venden en las revistas y películas no siempre va a ir contigo y no es nada malo si no es así.  

Lo siento, pero no me parece lógico que las generalizaciones, lo que se supone que se debe hacer y las tradiciones impuestas por los demás te hagan brillar menos uno de los días inolvidables de tu vida. 

Lo que peor he llevado estos años desde que este arándano dio el sí quiero con un atípico traje de novia, son los comentarios de: ¿Y no te casaste de blanco, por qué? Cuando alguien ojea mis fotos, lo primero que dicen es: todo muy original, pero con algo más sencillito también hubieras estado guapa. 

A mí que me llamen inteligente y ya luego veremos lo de guapa. 

He de decir que me lo pasé genial, que adoro ver el cuadro que tengo en el mueble del comedor donde mi vestido se podría ver hasta en Siberia, que disfruté con la cara de las más mayores y tradicionales, porque tengo que admitir que me gusta ir contracorriente. 

Este mensaje es para todas aquellas que se han casado o se casarán de azul, de rosa, de rojo, a cuadros, con luces o con sombras, ¡haz lo que te nazca de dentro! No escuches a los que digan que te vas a equivocar porque no es así, has tenido el valor de apostar por tu personalidad ante todo y por todo y a tu pareja seguro que se le cayó o se le va a caer la baba cuando te vea llegar con tu radiante sonrisa de saber lo especial que es ese día para los dos o las dos.

En la India el vestido de novia no es blanco, en Japón los kimonos son de infinidad de colores y estampados, en Rumanía hay muchas novias que optan por colores brillantes y poco comunes en una boda (como fue mi caso), en la Edad Media se casaban de rojo y en el Renacimiento era más importante ir bien surtida en joyas que el trapito que te pusieras para dar el sí quiero, pero esto es porque en aquel entonces eran todo contratos y se tenía que notar el poderío.  

Si hacemos una búsqueda, hay muchas famosas como Gwen Stefani, Jessica Biel, Avril Lavigne, Emma Thompson, Dita Von Teese, Kaley Cuoco y Keira Knightley cuyos trajes rompieron la norma en su momento, por el color o diseño, echa un vistazo si quieres.  

No te sientas rara por tu decisión, estoy segura de que fuiste o serás una novia preciosa, diferente e incuestionablemente fiel a tus deseos. 

LauriLuu Fisher