Yo no sé vosotras, pero yo soy una de esas personas que tienen hambre todo el rato. Es una característica que me lleva acompañando toda la vida, siempre me encontraréis preparada para comer algo, saciar ese run run en el estómago y ser muy feliz. Me consta que somos muchas las que compartimos esto y aquí van algunas cosas que seguro que te suenan de algo si padeces lo mismo que yo…

  • Lo de las cinco comidas al día te parece FUNDAMENTAL y no te saltas ni una.
  • Cuando tienes hambre te pones de muy mal humor y tu entorno lo sabe (y te vacila, claro). Y si al hambre le juntas el sueño ya te conviertes en Godzilla o algo peor.
  • Lo único que te hace feliz cuando suena el despertador es pensar en desayunar. Y si te llevan a un desayuno buffet, te conviertes en la persona más feliz del mundo.
  • Mientras desayunas piensas en lo que vas a comer. Mientras comes en lo que vas a cenar. Y así se van pasando los días pensando en comida.
  • Te pones muy nerviosa si, por lo que sea, te hacen esperar para comer.

  • Uno de tus temas de conversación favoritos es eso: LA COMIDA.
  • En tu bolso siempre hay algo para matar el gusanillo (unos chicles aunque sea).
  • Visitas la despensa/nevera de tu casa varias veces al día para comprobar que la comida no se ha multiplicado sola.
  • Cuando vuelves de una hard party siempre, SIEMPRE, comes algo por el camino (desde un kebab, hasta un trozo de pizza, pasando por unas patatas fritas… LO QUE SEA).
  • Las dietas para ti son una tortura REAL y jamás te plantearías ir a Supervivientes.
  • Procuras ir al supermercado después de comer porque como vayas con demasiada hambre te dejas el fucking sueldo.
  • Notas la bajona a tope cuando llevas más de tres horas sin comer nada.
  • Sueles pararte un ratito a admirar el escaparate de las pastelerías.
  • Agradeces cualquier tipo de pintxo que te pongan con la cerveza (y eres la primera en comértelo, claro). Es más no vas a bares en los que no te ponen ni unos míseros manises, esto no es negociable.

  • Si te vas de viaje siempre te preparas un picnic por si acaso (no vaya a ser que no encuentres un bar de carretera por el camino o algo así y acabes desnutrida).
  • Las barras de pan siempre llegan empezadas a casa.
  • Sueñas con tus platos preferidos (REAL).
  • Sigues cuentas foodies en Instagram y babeas la pantalla de tu móvil todo el rato.