Si te pasas la vida intentando explicarle a la gente de manera tranquila y calmada tu punto de vista y no lo entienden, y tú sigues, y no lo entienden, y al final terminas frustrada y hasta el coño de intentar ser empática y ponerte en el lugar de todo el mundo cuando lo que quieres es dejar el tema a un lado porque es imposible…ENHORABUENA, ERES UNA MARÍA CONCILIADORA.

De pequeñas nos enseñan a solucionar nuestros problemas hablando, pero no nos dicen cuándo parar si no se puede. Yo me he tirado toda la vida siendo prácticamente una diplomática políticamente correcta, y a día de hoy puedo decir que cada vez me canso más rápido de intentar explicarle a alguien el porqué de todo, cuando no están dispuestos a entender. Porque nunca es un “lo entiendo”, sino un “es que eso no es así”. Y a mí eso no me deja tranquila.

Sí, las cosas hay que hablarlas, pero hay veces que hay que darse cuenta de que no todas las batallas se ganan así. A veces el conflicto de ideas es irremediable: Como intentar imponerle a un creyente el ateísmo…o viceversa. Cuando no, no. No se puede buscar un punto intermedio de “Dios existe, pero no mucho”, porque aunque sería un punto de vista curioso,la veeeeeeerdad.

Y eso, a una buena María Conciliadora, le chirría la vida.

Al parecer, tenemos que saber ser asertivas en la vida. Una cosa loquísima, porque yo siempre me había pensado que había que hacer lo necesario para que todo el mundo estuviera feliz y nadie se enfadara y todos amigos y OH DIOS MÍO, QUÉ BIEN NOS LA PASEMOS. Pero no. A veces tenemos que dejar el título de diplomática en un lado de la mesa y decir las cosas claritas, porque si no, las que acabamos en la mierda con una depresión de caballo y muchos traumas, somos nosotras.

(YO NO, ¿EH? A MÍ TODO ESTO ME LO HAN CONTADO)

Ojo, no estoy diciendo que haya que insultar ni faltarle el respeto a nadie, pero un “No voy a hablar de esto más, si sigues, me voy” a tiempo, a veces, puede salvarnos de tirarnos llorando toda la tarde después de una conversación subida de todo en la que alguien cercano a nosotras se ha puesto a comentar nuestras decisiones en la vida cuando no es, en definitiva, su puta fiesta.

¿No te parece bien que esté gorda y lo ves un crimen contra la humanidad? Perfecto, pero no voy a discutirlo. ¿No te gusta que no quiera ser madre porque es algo antinatural para una mujer? Perfecto, pero me da igual tu opinión al respecto.

En definitiva, que a partir de ahora, tenemos que ser menos María Conciliadora, y más María KEMEDAIWÁ.