Quiero mucho a mi perro pero a veces echo de menos mi vida sin él. Seis meses tiene y seis meses llevo quitando mierda todos los días, sin soltar la fregona, no puedo estar tranquila porque en cuanto dejo de estar encima de él me la lía en alguna parte. Es un perro grande y son más difíciles de controlar.
Estoy harta de reñirle veinte veces por lo mismo y que no aprenda. Me la sigue liando por lo mismo: le riño, le digo que «no»… Y nada. Sigue en las mismas.
Estoy un poco harta de no poder dejar lo que quiera donde sea en mi casa porque si lo alcanza se lo come o destroza, de recoger pelos y mierda 24/7, porque sale a diario y aun así hace sus cosas dentro, y ni siquiera en el patio, sale de él para hacerlas en la escalera y ya me tiene harta. No sé como quitarle esa fea costumbre, he echado de todo, le riño como os decía y no aprende, ya está mayor para saber que ahí no se hacen esas cosas. Me fastidia mucho no poder perderle de vista para que no la lie, no se está quieto.
Como os digo lo adoro. Tiene todas las vacunas, está limpio, no le faltan juguetes ni comida y me encanta cuando se echa a dormir conmigo y se apoya en mí, o me recibe llegando a casa, pero supongo que al igual que la crianza de hijos, la de mascotas también tiene sus momentos duros que te hacen pensar «por qué lo hice», aunque no esté bien visto expresarlo en voz alta.