Hola a todas,
Antes de exponer mi situación me gustaría que mostraran empatía y no me juzgaran (que ya me torturo yo muchísimo).
Las pongo en situación. Cuando era pequeña, sufrí abusos sexuales por parte de mi padrastro. Nunca conté nada, por miedo… por vergüenza… hasta el día, que mi madre se separó siendo yo una adolescente. Hace años, fui a un psicólogo que me ayudó muchísimo y hoy día tengo 34 años, estoy felizmente casada y considero que llevo una buena vida. Es cierto, que los sentimientos de culpa y de vergüenza nunca me han abandonado del todo, pero para ser franca, pocas veces recuerdo ya esa época, y cuando lo hago, lo veo con mucha distancia, casi como si no fuera yo la que tuvo esa experiencia o fuera otra vida. Les explico esto para que entiendan mejor lo que viene a continuación.
Mi familia ha tenido mucha amistad con un señor de unos 70 años, que nos ha ayudado mucho, me incluyo. De hecho, la ayuda ha sido tal, que dudo que alguna vez se pueda pagar todo el bien que ha hecho. Este señor, está informado de lo que viví yo en su día. La cuestión es, que debido a la ayuda prestada, la relación de “amistad” por así decirlo, se fue volviendo más estrecha. Él, recientemente, me ha estado haciendo sentir muy incómoda. Hacía que todas las conversaciones terminarán en un tema sexual (más bien él, yo la verdad es que no colaboraba mucho porque me hacía sentir muy violenta, y así se lo decía). Antes que nada, insisto en que lo conozco desde hace años y nunca dio pie ni mostró un interés sexual, sentimental, ni nada semejante. Él sabe que quiero a mi marido y soy muy feliz con él. E incluso un día, algo inquieta por sus comentarios, para que no hubiera malos entendidos le dije que bajo ninguna circunstancia le sería infiel a mi marido. Que ni quiero ni tengo ninguna necesidad. Llevaba un tiempo planteándome cortar esa relación, debido a que el trato con este hombre me estaba generando mucha ansiedad. Ya por último, él me preguntaba si podía tocarme el pelo (cosas que aparentemente pueden parecer inocentes pero que no venían a cuento).
Yo confieso que debido al agradecimiento, no fui lo cortante que debí haber sido desde el principio, supongo que por una mezcla de perplejidad, por no crear un conflicto o herir sus sentimientos, pero me daba cuenta de que algo no estaba yendo bien. Estaba siempre nerviosa, sobre todo cuando sabía que iba a verle, me costaba dormir… Mi madre, un día, me dijo que no iba a relacionarse más con él, pero que lo respetaba demasiado, por lo que no me iba a decir a qué se debía. Una piensa y llega a conclusiones pero no era algo que pudiera confirmar al 100%. Ella también se quedó con mucho remordimiento debido a la ayuda prestada durante años. Bueno, sin más preámbulos, les diré que ayer lo vi.
Tuvimos una conversación agradable, de hecho su pareja estaba por ahí (una chica con la que había tenido un bache, habían estado meses separados). Cuando vi a la chica me alegré muchísimo, pensé: “ya está, me puedo relajar”. Cuando me fui a despedir de él, (en ese momento la chica no estaba presente) me abrazó, (no vi nada raro en ello) y a continuación me preguntó si me podía besar el cuello. Aún recuerdo la cercanía, el tono que denominaría hasta pecaminoso, que lo pienso y juro que se me revuelve el estómago. Me quedé tan impactada, que sólo pude articular atropelladamente: “me siento muy violeta, no me parece normal”. Tenía que haber dicho “¡NO!”, pero en el momento me salió eso. Con todo, tampoco es un “sí”. Creo que está cerca del «no» que del «sí». Pues chicas, aún así lo hizo. Me besó el cuello.
Salí de ahí un poco en shock, sin saber muy bien cómo reaccionar, asqueada, pero como en una especie de trance. Me odio a mí misma en este momento por no haber sido más tajante. Ya que esto, ha reavivado viejos recuerdos, porque no he reaccionado mucho mejor que entonces, cuando era una niña. Lo primero que hice, fue hablarlo con mi madre. Porque sales de ahí con el convencimiento de que lo sucedido no es normal, pero necesitas que alguien te lo diga. Mi madre, aprovechó esa situación para confesarme por fin, que dejó de relacionarse con él debido a sus insinuaciones sexuales. Sé que desde fuera la solución a este conflicto puede verse muy fácil, yo misma tengo claro lo que le recomendaría a cualquiera, sin embargo estoy muy bloqueada.
Tengo claro que no quiero ver más a este señor, ni relacionarme con él. Pero no puedo evitar sentir una culpa enorme debido a la ayuda que nos ha prestado tanto a mí como a mi familia durante tantos años e incluso la última, hace muy poquito (puntualizo que no es una ayuda económica, pero no quiero entrar en esos asuntos personales). Pensé en llamarlo y explicarle la situación (que no me parece normal lo que hizo, que me sentí violenta y tal…). Pensando que al menos se merece eso, pero cada célula de mi cuerpo me pide que corte por lo sano, tajantemente, que ha abusado de mi confianza, y que toda la ayuda del mundo no compensa lo ocurrido. He hablado con mi marido y mi madre, y me dicen que yo decido, que cualquiera de las opciones les parece lógica. Yo me digo que a buen entendedor pocas palabras bastan. Que si dejo de cogerle el teléfono y de verlo, entenderá que no quiero saber nada. (Él a mi casa no ha ido nunca, por lo que esa opción no me preocupa). Creo que si hablo con él del tema, abro la puerta a que intente hacerme sentir culpable (cosa que hizo con mi madre) y que a término práctico, no va a servir de nada, salvo causarme ansiedad. Aunque quizá hable mi cobardía y las pocas ganas de enfrentarme a esta situación tan desagradable. Perdonen el tostón, pero ¿ustedes que harían? Me interesa muchísimo saber la opinión de ustedes y se los agradecería enormemente. Por muy obvio que les parezca todo, a veces desde dentro, una se ahoga en un vaso de agua.
Un abrazo