Nunca he tenido novio. Vamos, un novio formal que se diga, de ese que puedes presentar a tus padres y llevar a casa los fines de semana. Además de no tenerlo porque siempre he estado un poquito pasada de peso y mi autoestima tampoco ayudaba, no lo he tenido porque no he querido… ¿Y por qué no lo he querido? Porque no he sido capaz de encontrar un hombre que satisfaga la mayoría de requisitos.
Ligar en persona no es lo mío. Soy una persona tímida, me cuesta un poco abrirme a los demás (de hecho ya es raro que esté escribiendo esto), por lo cual no me parece la mejor forma de presentarme ante un chico.
En vista de esto, probé por páginas de internet. Pensé que podría ser la solución a mis problemas, ya que no es lo mismo empezar a hablar mediante estas tecnologías que directamente cara a cara. ¿Y qué pasó? Que tampoco conseguí al hombre adecuado.
Tras varios fiascos con chicos que al principio eran un encanto y encajaban conmigo pero luego resultaron estar para ingresar en un psiquiátrico, y tras una experiencia con la que llegué a pasar miedo, dejé internet, y me resigné a ser una solterona de por vida.
Hace un año comencé a perder peso, y el verme mejor hizo que mi autoestima aumentase un poco, por lo que decidí darle una nueva oportunidad a las webs de ligoteo. ¿Y qué me encontré? Más gente rara, friendzoners, y mucho garrulo que debería ser enterrado en el fondo del mar.
Entonces es cuando me paro a pensar y digo: ¿Quizá estoy siendo demasiado exigente con las cosas que pido? Probablemente sí, ya que lo único que intento encontrar es a alguien con gustos medianamente afines, que sepa diferenciar ahí, hay y ay!, que tenga un nivel cultural aceptable, y que (no lo voy a negar) me atraiga físicamente aunque sea un poco.
Así pues, sí, me reafirmo, soy una gorda exigente. ¡Qué le voy a hacer!