Seguro que más de una os llevaréis las manos a la cabeza tras leer el título, pero dejad que os cuente mi cruzada con los vellos de la cara.
Con sinceridad, no recuerdo a que edad me salió barba y patillas. No le daba importancia. Si recuerdo la primera vez que alguien comentó sobre ello. Tenía 15 años y mi bully personal (me «acompañaba» desde los 12 y justo ese año se sentó a mi lado) me lo comentó. Con mi baja autoestima, aquello me llegó, así que lo hablé en casa. Mi madre me dijo que empezara por decolorar.
Luego llegó la cera. Semana tras semana debía dedicar 1h larga de mi vida a arrancar aquella atrocidad (para la sociedad). Daban igual las quemaduras, la sangre, los calores en agosto; lo importante era no tener vello.
A los 18 mi madre, apiadándose de mi, me dijo que me regalaba el láser. Bendito láser… ¿no? pues no. Después de la primera sesión donde no noté nada (se suponía que debía doler), llegó la segunda. La persona que lo hacía, a la que le debo mi salud, me miró a los ojos y me dijo «esto no es es normal, el láser no te va a funcionar y necesitas con urgencia visitar al ginecólogo». Pues nada, diagnosticada con SOP.
Siguió mi cruzada. Dejé la cera (tenía que esperar a que tuvieran cierta medida y consideraba que se veían demasiado) y empecé con las pinzas. Día sí y día no tenía que dedicar una hora al menos a arrancar los pelos.
Recuerdo un día pensar «voy a volver a la cera». Mal. Mientras esperaba a que crecieran suficiente, me encontré arrancándomelos con los dedos. Parece complicado, pero tengo un callo la mar de chulo que demuestra mi práctica haciéndolo (y la piel destrozada, la zona siempre roja e hiper sensible).
Hace cinco años salí con un chico que tenía una amiga esteticien. Tras insistir mucho, volví a intentarlo con el láser. 3000€ después me resigné y admití que me estaba estafando.
Hablé con dos profesionales (de verdad, no la amiga de mi ex) y un proveedor de máquinas láser. Todos me dijeron lo mismo: no existe en el mercado máquina capaz de eliminar el vello pelirrojo.
Así que un día pillé espuma, una cuchilla y dejé de ser esclava de mis pelos pelirrojos. Alguien podría decir que podría dejármelos crecer. Y ojo, lo haría. Pero sigo con el TOC de arrancármelos. Al final, afeitarme es la mejor decisión que he tomado.