Os vengo a contar un follodrama que me ocurrió hace algún tiempo.
Había salido de fiesta con unos amigos y entre copa y copa encontré a un chico increíble. Nos liamos nos fuimos a su casa. Todo increíble.
Seguimos hablando una temporada para volver a vernos.
Total, yo vivía lejos, así que aproveche una tarde que había quedado con unas amigas por la zona para, al terminar, ir a ver al chico en cuestión.
Justo mi maravillosa regla había decidido irse el día anterior (no manchaba ni nada). Así que estaba decidida a volver a verle.
Quedamos, nos reímos, pasamos un rato increíble… Serían las 2 de la mañana, tirados en su cama viendo una peli, cuando decidimos darle al tema. El portátil se apagó, las persianas bajadas. Todo completamente a oscuras.
Me puse encima dispuesto a gozar sin parar. Estaba a punto de llegar al climax cuando empiezo a notar todo muy mojado… Demasiado. Paré. A lo que me dijo “no, no pares, que pasa?” Le conteste que estaba todo demasiado empapado y no me estaba dando buenas vibraciones… “tú sigue no te rayes, la lubricación extra nunca está de más” decidí encender las luces de una, y ahí estaba yo.. EMPAPADA DE SANGRE. Pero no solo yo, el chaval estaba cubierto de muslos a cadera en sangre. Y ya su cama… Hice lo posible por levantarme y no seguir manchando, me fui corriendo al baño a ver si había algo para evitar más fugas. Llegue a su cuarto y veo que quita él cubrecamas… Y una mancha como su culo de grande de sangre en el propio colchón. Juro que hacía mucho que no sentía tanta vergüenza ni me sentía tan mal por algo. Obviamente si hubiera sido mi cama no me hubiera importado, pero siendo la suya…
Me dijo que no me preocupase, que me diera una ducha tranquila y se arreglaba algo para que pudiéramos dormir sin estar encharcados. Me dio mucho ánimo y calma porque sabía que me sentía fatal.
Al día siguiente me sentí tan culpable que al irme me fui a un starbucks que tenía al lado, y pedí un café y una magdalena (no podría comprarle un colchón nuevo, que se lo
Ofrecí incluso pero me dijo que no iba a aceptar dinero, que no era algo que hubiera hecho a malas o a propósito, que son cosas naturales y él se ocupaba).
Cuando me pregunto la chica a nombre de quien era el café, le pregunté si podría ponerme un “lo siento”.
Al salir por la puerta, la chica, que era todo un encanto, me grito: MUCHA SUERTE, SEGURO QUE TODO SALE GENIAL!
Que encanto de chica. Si salió bien, no lo sé, por lo menos hice que el chico se riera al verme dejar el café en su felpudo Justo cuando iba a salir a comprar algo.