Exacto. Otra historia más sobre alguien dándole a «match» sólo para ofenderte. O quizá no. Quién sabe. La cosa es que este sujeto al final resultó ser un aprendizaje para mi misma.
La breve e intensa historia comienza cuando ambos nos «gustamos» mutuamente en Tinder y el chico me habla. Estos pasados días he estado a tope y no he prestado mucha atención a Tinder. El chico me manda un «Hey» y luego otro «Hello there» (era extranjero, por lo que hablamos en inglés, no es que me esté haciendo la millenial bilingüe aquí) y pasan dos días más y cuando finalmente me siento por primera vez en toda la semana (frase heredada de las madres españolas) abro la app para ver que tal y leo lo siguiente:
«¿Eres curvy en plan sexy o simplemente estás gorda y lo llamas así? No me ha quedado claro por tus fotos.»
En ese momento, sentí muchas cosas. La primera de ellas, obviamente, mandarlo a la mierda y borrar el match y que le den. Pero luego respiré hondo, conté hasta cinco y escribí lo siguiente.
«Siento mucho que necesites hacer este comentario tan despectivo hacia mi cuerpo para sentirte mejor contigo mismo. Espero que encuentres el afecto y la atención de los que claramente tienes una carencia muy grande. Que tengas un buen día.»
Y ¿Qué creéis que pasó? El tío me borró y a mi, se me quedó una sonrisa enorme. Porque he aprendido que defenderme no es siempre ponerme como una fiera (que tengo derecho ¿eh?) y alterarme, sino que puedo hacerlo desde la serenidad y desde ese maravilloso sentimiento que es el de «mira, chaval, yo soy un pibonazo y si no lo puedes ver, pues lo siento por ti.»
Se me quedó hasta mejor humor y todo.
Que pienso yo, que debe ser muy triste vivir entre tantos tipos de belleza y ser tan ciego. Pero chica, cada cual con sus limitaciones.
Y me despido con la siguiente conclusión: guapa la que lea esto.