Hola a todos,
Sé que el título es muy crudo pero así son las cosas y así las he de contar.
La historia se remonta al segundo semestre de 2018, cuando mi madre comenzó a pasar los fines de semana en la capital de la provincia, con pretextos varios: quedar con alguno de mis tíos, la reforma de un piso que acababan de comprar mis padres, una obra de teatro con amigas, etc. Poco tiempo después, acabando el año, mencionó su intención de irse allí debido a una oportunidad laboral que había estado esperando toda su vida (pero que ninguno en casa conocía). Finalmente, en marzo de 2019 comenzó en este nuevo trabajo, después de meses llevándolo de una manera totalmente hermética. Durante todo este tiempo mis hermanos y yo identificamos una serie de mentiras, algunas mayores, algunas menores, en relación a los planes que hacía, incluso respecto a su vida en general. Había cosas que no cuadraban, había cosas en las que se desdecía. Todos teníamos la mosca detrás de la oreja. La relación de mis padres, evidentemente, llevaba un tiempo resentida y cara al verano de 2019 sucedió lo inevitable: la separación.
La cosa olía tan mal… Los hermanos hicimos balance de todo lo sucedido, e – no sé si hicimos bien o no, pero – investigamos un poco. El resultado: mi madre estaba en una página de contactos. Me dio por mirar su FB, y llevaba tiempo agregándose a hombres de la capital de provincia. Saltando de uno en otro llegué al de un señor que tenía fotos con ella. 10 años mayor y de muy buena posición económica. Todo apuntaba a que esto llevaba dándose un buen tiempo: fotos con la familia de él, viajes, etc. Al cabo de 2 o 3 meses nos comentó, de manera muy ambigua y difusa, que salía con alguien. Tampoco sé si hemos hecho bien o no, pero ninguno de los hijos hemos querido nada que ver con esa nueva relación. No hasta que todo lo relativo a la separación estuviera aclarado y pasado.
Hago clic para trasladarnos un año adelante, a septiembre del 2020. Se finaliza el divorcio. Ella sigue con este señor, viven juntos, e incluso recientemente ha dado a entender que tienen planes de boda. Sus hijos no lo conocemos. Ella, sin embargo, vive por y para él. En todo este tiempo nos resulta prácticamente imposible hacer algo improvisado con ella. Siempre tiene algo con él. Hay que pedirle cita con semanas de antelación, por decirlo de alguna manera.
A finales de este mes es su cumpleaños y ya ha cerrado una comida en un restaurante con sus hijos y este señor. Las ganas son… nulas. Somos conscientes de que sería un feo muy grande por nuestra parte no asistir pero ninguno se ve con las tragaderas de soportar esta reunión conociendo lo que conocemos, y en el escenario en que se ha dado. ¿Es normal? ¿Estamos actuando mal?
Ruego sinceridad. Cualquier palabra que nos ayude a ver esto con mayor claridad y a saber proceder nos será de muchísima utilidad. Gracias!