Hola!
Tras darle varias vueltas, he decidido volver a escribir. Me lanzo con un nuevo relato, os presento el primer capítulo donde presento a la protagonista. Espero que os guste y así poder seguir escribiendo la continuación.
«Cuando menos te lo esperas…
Vale. Es definitivo. Odio los lunes!
Odio tener que suene mi alarma, odio montarme en el metro y odio que no haya sitio. Odio que la gente ya huela mal desde primera hora de la mañana. Odio llegar adormilada a la oficina…¿por qué todo el mundo tiene siempre mejor cara que yo?
Llegar a trabajar, saludar a la recepcionista siempre con sonrisa en la boca fuese lunes o cualquier otro día. Encender el ordenador y estar contestando mails más de media mañana. No me entendáis mal, me gusta mi trabajo…me da para pagar el alquiler pero es demasiado mecánico. Demasiado aburrido.
Es verdad, mi vida se ha convertido en aburrida. Desde que mi novio me dejó, me aburro mucho. Muchísimo. Miro a la gente de mi alrededor y todo el mundo parece tener una vida mejor que la mía…algunos ya tienen hijos, otros se casan y yo parece que he vuelto a la casilla de salida. ¿No os ha pasado alguna vez? Envidiar lo que tienen los demás…pero os cuento un secreto no hay nada perfecto. Naaaaada.
Por suerte, siempre tendré amigas que me hacen sonreir, que no dudan en aparecer con una botellita de vino en tu casa para animarte o llevarte a balar durante toda una noche y son mis apoyos en los malos momentos. Incluso los lunes que odias absolutamente todo, como hoy. Pero desde que estoy sola, mi vida me parece vacía. Le daré un vuelta a eso de adoptar un gato, igual mi amiga Sandra tiene razón y simplemente su compañía me hace sentirme mejor.
Volviendo a mi odio por los lunes. No es un odio reciente, siempre lo que hecho, desde que iba al colegio. Ahora de adulta y soltera aún más. A media mañana, me suelo reunir con mis compañeras de trabajo (y más de una batallita) y odio que cuenten lo bien que se lo han pasado el fin de semana. Antes podía participar en la conversación pero ahora poco o nada puedo aportar.
Podríamos estar cotilleando durante horas, hablando de la gente de la empresa, poniendo verdes a nuestras parejas y comentando que guapo es el repartidor que viene justo antes de la hora de la comida. Somos como una pequeña familia. Nos hemos convertido en más que compañeros de trabajo y ya les considero más amigos que otra cosa.
Marga es la camarera de la cafetería, nos sirve lo que queremos sin tener que preguntarle. Mirándote a la cara ya sabe de qué humor estás. Asun es la más veterana, yo creo que lleva más tiempo que el dueño de la empresa, está deseando jubilarse y nosotras que lo haga para montarle una gran fiesta de despedida. Patri y Carolina son amigas desde la facultad y una entró en la empresa por recomendación de la otra, pero nunca me acuerdo que llegó primero. Y luego, está Jorge. El más hermético de todos…poco sabemos de su vida. Y a las demás nos genera mucha curiosidad, nunca nos habla de su pareja y a veces tenemos serias dudas de que sea real.
Y yo soy Amaia. Y sí, odio los lunes.»
Gracias por leerme,
La científica emperdenida