**Reproducimos este tema que nos envían desde Iter Victimae**

De nuevo tenemos un caso de una persona famosa, o llamémoslo popular, con una denuncia por agresión sexual sobre él,  ¿quién es él? Dani Alves, jugador de fútbol brasileño y ex jugador del FCBarcelona. 

En estos casos me cuesta extremadamente ser imparcial,  y que mi parte como Criminóloga priorice sobre mi naturaleza como mujer, pero lo voy a intentar. Ante todo, resaltar que la «Presunción de Inocencia» es un principio fundamental, y que se debe respetar hasta que exista una sentencia firme.

Analizando el caso, por lo que ha trascendido hasta ahora, me chirría las tres declaraciones que ha dado Alves hasta ahora, muy distintas entre sí, la primera que no conocía a la chica, la segunda que si la había visto en la discoteca y la última, que era la joven interesada en él hasta el punto de tirarsele encima. Me pregunto, si sólo era eso, ¿por qué no lo dijo antes? Imagino, que es una persona acostumbrada a estar rodeado de mujeres, si sólo era una «fan» más, queriendo tener un momento con su ídolo, pues no hay más, tan sencillo como eso, no entiendo esas mentiras, dan a entender todo lo contrario. 

Por otro lado, en relación a la víctima sabemos que la versión de la víctima coincide bastante con los indicios obtenidos por los Mossos d’Esquadra, ella tiene 23 años, denuncia que Alves la obligó a sentarse encima de él, la tiró al suelo, y la obligó a practicarle una felación a la que ella se resistió. Como consecuencia, el futbolista la abofeteó, la levantó del suelo y la penetró hasta eyacular. Esa misma noche fue trasladada al hospital, donde se le realizó una exploración. A parte, cabe destacar que la víctima ha rechazado indemnización y quiere que Alves pague con la cárcel por los daños causados. 

Y aquí, me pregunto; hasta qué punto la víctima podrá aguantar el juicio mediático y la revictimización, por afrontar un proceso como un juicio. A parte, del trauma psicológico por agresión sexual, es una herida que no se ve, pero creerme que se siente, se vive y se revive… . Tiene múltiples manifestaciones desde sentimientos de culpa y vergüenza,  hasta alteraciones del sueño, alerta constante, disfunciones sexuales… y hay que sumar, que al tratarse que el «supuesto» agresor es una persona conocida todo trasciende, la privacidad se ve mermada. 

Empatizo con ella, no puedo evitarlo, pienso en el miedo vivido, pero ella luchó… pero muchas otras se paralizan y se culpabilizan por ello, se pregunta si se hubieran resistido, el hecho no hubiera ocurrido. Todas son víctimas, no es más víctima una que otra, pero sí es muy importante denunciar, no garantizo que el camino sea fácil, de hecho no lo es, por desgracia aún queda mucho por avanzar, pero ahora más que nunca no están solas, pedir ayuda es lógico, es más es necesario para poder salir. No estáis solas, si ayer no luchaste, hoy sí que podéis hacerlo!!

Por Xisca Ferrer

Coordinadora de Iter Victimae