No puedo evitarlo… Siento un cosquilleo muy intenso entre las piernas… El corazón se me acelera… Prepararse para el sexo es tan excitante…
La imaginación vuela. Sé lo que quiero, lo que me muero por probar. Porque siempre hemos sido muy tradicionales, pero es momento de experimentar. Y confío en él. Ya son muchos años disfrutando de nuestros cuerpos. Quiero ponerme a su merced.
La última vez nos quedamos con las ganas. Me llevé un pañuelo con el que al final no jugamos. Quería que me tapara los ojos. Quería que me atara las manos. Quería sentir todo lo que me hacía sin predecir el siguiente paso. Quería dejarme hacer, dejarme llevar. Quiero.
Y él también se quedó con las ganas. Con ganas de que saboreara su cuerpo. Dice que le encantan las miradas que le dedico. He de confesar que yo también me quedé con las ganas. Yo también disfruto saboreando su cuerpo. Me encanta mirarle. Mirarle mientras sujeta mi cabeza. Mientras se agarra a mi pelo. Mientras se excita. Es un vicio…
Pensarlo me hace desearlo aún más. El cosquilleo se intensifica. Se desplaza a otros puntos de mi cuerpo. Mis pechos me piden caricias. Juego con mis pezones mientras escribo. Mis manos frías hace que se me pongas más duros.
Mientras, mi otro amante me escribe mensajes. Sabe que hoy me apetece jugar. Sabe que fantaseo con que, desde la distancia, marque las reglas del juego. Jugar siguiendo sus instrucciones. Complacerle mientras me complazco. Quiere que me dé algunos azotes suaves. Sabe que me encantan. Quiere escucharme mientras me azoto.
No veo el momento de encontrarnos…
(Extraído de diariodeunafantasiatrasotra.blogspot.com)