AL grano:
El hijo de mi novio, es un chaval de 20 años, y el año pasado se pasó más tiempo dándole a tocarse los huevos que a los libros y ha suspendido el curso. Y no un curso cualquiera, sino uno de esos bien caros en una escuela de oficios privada que ya le pagamos entre mi novio y yo.
Ahora viene lo mejor: el chico pretende que le paguemos otro año más, que le demos otra oportunidad. Y mi novio, que es un padrazo, dice que le da pena, que es joven y que es normal que quiera disfrutar de la vida. Pero yo creo que ya es hora de que el chaval se ponga las pilas y entienda el valor del dinero y del esfuerzo.
No es que quiera ser la mala de la película pero ¿no os parece que a veces hay que aprender las lecciones de la vida de la manera más práctica? O sea, currando y viendo lo que cuesta cada cosa. Que uno no valora lo que tiene hasta que le toca sudar para conseguirlo, ¿verdad?
Y aquí estoy yo intentando que mi novio vea que mimarle no le está haciendo ningún favor al chico. Que sí, que todos hemos sido jóvenes y hemos querido pasarlo bien, pero también hay que ser responsables y enfrentarse a las consecuencias de nuestros actos.
Necesito consejos, porque esto de ser la voz de la razón está resultando más difícil de lo que pensaba