Hola a todxs!! Me animo a participar en el concurso de historias y relatos contándoos el mío. Parecerá falso, pero os aseguro des de mis carnes que es lo más real e increíble que me ha sucedido (posiblemente) en lo que llevo de vida. Allá va:

Corría el verano del 2002 y yo contaba con 8 inocentes años. Veraneábamos en Andalucía año si y año también (nací en Jaén) y allí nos plantamos el 20 de junio en una casa de la familia que está alejada del pueblo. El día que llegamos, una familia se acercó a darnos la bienvenida; resulta que ellos eran de la capital y habían ido a pasar la noche de San Juan allí. Era un matrimonio con dos criaturas de más o menos nuestras edades, factor que hizo que desde que mis primos y yo pisamos suelo andaluz, nos hiciéramos compañía y buenos amigos. El hijo del matrimonio hizo muy buenas migas con mi primo, y gracias a la estrechísima relación que siempre he tenido con él, nos convertimos en el ‘’trío calavera’’. Sólo pasamos tres días juntos pero fueron incombustibles.

La noche de San Juan, la cosa se torció un poco; el niño se quemó los gemelos al caerse una barbacoa al suelo y marcharon, lógicamente, al hospital. Al día siguiente nos enteramos que bajarían a su casa de la capital, ya que para aquel crío el verano había acabado antes de lo previsto porque tuvieron que intervenirlo un par de veces para injertarle piel en las quemaduras. Lo demás es fácil de deducir; volvimos varios veranos pero no coincidimos con ellos y a mí solo me quedó el recuerdo del chico que se quemo en san juan, otro amigo de verano de esos que hacia con tanta facilidad cuando era una pipiola. De hecho, pasados los años, alguna vez hemos recordado con mis padres lo bien que lo pasamos aquellos días e incluso ‘’el chico del pueblo que se quemó por accidente’’.

Ahora llega lo increíble.
Hace justo unos meses viví el que posiblemente fue el peor desengaño amoroso, así que ni corta ni perezosa y buscando pasar un buen rato, me instalé tinder. Tras varios matches y conversaciones nada producentes, di con un guapetón barbitas de los que me gustan a mí. Me encantó y resulta que le encanté. Hablamos varios días y al ver que todo fluía tan bien decidimos quedar. Era andaluz, estaba en mi ciudad trabajando desde hacia unos meses y estaba solo. Le enseñé la ciudad en varias quedadas y la conexión era brutal. Nos veíamos varias veces a la semana (incluso días seguidos), hasta que al cabo de un par de meses me dijo que le gustaba mucho, que se sentía muy atraído por mi. El sentimiento era mutuo, así que decidimos dejarnos llevar. Cual fue mi sorpresa al verlo desnudo y descubrir en sus gemelos unas cicatrices que en ese momento obvié…Después de pasar un rato digno de película, le pregunté por ellas. Me dijo que de pequeño, en una verbena de San Juan, sufrió un accidente y tuvieron que injertarle piel.
SI. ERA ÉL. SEÑORAS Y SEÑORES. 15 años mas tarde nos volvimos a encontrar casi por ‘’casualidad’’. Me eché a reír y le dije que lo sabia. Le hablé del pueblo, de aquel verano, de las meriendas de pan con mantequilla y de las calcomanías que nos pusimos de esas que venían con las patatas, entre otros. Se acordó de mi, pero no lograba reconocer mi cara después de tantos años (cosa lógica).
No sabemos si es una jugada del destino, una señal de algún Dios o una alineación de los astros, pero es lo más ficticio que nos ha pasado a ambos en la vida. Estamos muy muy muy felices y agusto y decidimos formalizar lo nuestro, cosa que nos llevará este año de vacaciones al lugar donde nos conocimos. La sensación más bonita que tenemos es la de que nos parezca que nos conocemos de toda la vida. De verdad, ojalá pudierais sentir lo que siento cuando recuerdo cuando supe que le conocía…
Gracias por leerme, espero que os haya gustado!!!

Nora.