Gracias por las cosas que nunca sabrás que hiciste por mí.
No se sí me enamoré de ti. Nunca pensé en ello, si no lo pienso no lo siento. Además creo que cada persona tiene una idea diferente de lo que significa. Y desde luego las experiencias dan forma a las ideas.
Contigo hoy en dia prefiero arriesgarme y tener miedo de perdernos. Si me lo preguntas hace un año te diría que no. Las migajas nos valían. Hoy sé que encajamos. Si eso es amor… Pues sí. Estoy enamorada. No quiero restos, no me conformo con menos de lo que sé que podemos ser.
Entiendo que mi anclaje en tu mundo es difícil, que hay mil cosas en contra. Y también tú lo tienes difícil en el mío. Me da rabia que quizá por ello no nos atrevemos. Porque no debería haber opinión más importante que la nuestra. Porque lo suyo es formar nuestro propio mundo.
Si después de tanto tiempo no nos atrevemos, falta algo, o sobra algo. Quizas faltan ganas, más que tiempo. Quizá sobran prejuicios, más que miedos.
Y para mí el amor no es hablar de prioridades, de estar yo por encima de todas las cosas, de mensajes todos los días o mensajes de buenas noches, de fotos de perfil, de saber dónde o con quién. Hablo de interés, de respeto, de complicidad, de planes, de conversación, risas, confianza. No hablo de formar una familia, hablo de ser tu pareja. Hablo de ser tu lugar seguro en el mundo. Y cuando logremos tener eso, hablar de qué ser/tener después. Ir solucionando los problemas cuando vayan viniendo.
A lo mejor han pesado demasiado nuestras relaciones pasadas, y no nos hemos dado cuenta de que, al menos para mi, tú no tenías nada que ver con nadie.
No tengo nada que echarte en cara. Has sido la persona que más fuerte ha hecho ‘clic’ en mi vida. Y me da pena que se acabe algo que nos dió miedo empezar. Espero que no nos arrepintamos, que seas feliz y que me recuerdes con una media sonrisa.