Me chocó bastante al principio, pero se supone que el amor está por encima de esas cosas, es que en mi familia el tema de la religión no ha sido nunca importante, ni estoy bautizada, ni he hecho la comunión, con lo cual no estoy muy acostumbrada a estas cosas.
Esto suena raro, pero es que el chico parecía normal, hasta que me habló de sus reuniones y sus cosas y un poco sí que flipé la verdad, pero lo justo, tampoco lo veía como para que nos afectara, esto para mi es como ser de un equipo de fútbol u otro o de un partido político u otro, nada que influya en nuestra relación.
Yo nunca me he interesado por el tema, y le he dejado su espacio para sus reuniones y sus cosas sin más, no tengo intención de unirme a eso ni nada. Tampoco había pensado en temas de bodas porque no tengo la más mínima intención de casarme de ninguna forma, salvo en Las Vegas vestida de Marilyn Monroe y borracha, pero eso es otro tema.
Creo que el respeto y la tolerancia debe estar por encima de todo y todos, como decía mi abuela, que muy religiosa tampoco era, cada uno en su casa y dios en la de todos.
Cuando conocí a su familia fue cuando me acojoné, porque se pusieron a hablar de congregarme y se me cayó la lentilla al suelo. Mi novio como que miraba para otro lado quitando hierro al asunto, pero me empecé a emparanoiar un poco con el tema, sobre todo con el tema hijos, sinceramente nunca lo había pensado, pero mi idea era que cuando sean mayores, decidan ellos creer en lo que quieran, no imponer algo que ni yo sé si es correcto.
El hecho de no ser creyente supongo que dificulta un poco el tema, pero si yo fuera de otra religión supongo que estaríamos en la misma situación, quién de los dos decide cual es la religión correcta para nuestros hijos. Aún es pronto para hablar con él de este tema, pero la verdad, me está dando un poco dolor de cabeza plantearlo.