Reproducimos un testimonio que nos llega a [email protected]
Siempre he tenido problemas para encontrar pareja por mis inseguridades gracias a mi sobrepeso, básicamente. Aún así, hago un esfuerzo por ser extrovertida, relacionarme, tener vida social y buscar tiempo para las actividades que me gustan, como salir a bailar. Pues en una de estas salidas a una discoteca, conocí a un chico que es todo lo contrario a mí, bastante tímido, se dedica al campo, no le gustan las fiestas… y bueno, se interesó en mí y le di una oportunidad, porque no me llueven mucho las ocasiones.
Tanto fue así, que nos casamos y ahora tenemos una niña de diez años. Durante todo este tiempo, la cosa ha ido más o menos bien, hasta los últimos tres años que ha decaído el amor, no tenemos intimidad, no compartimos nada, nos vamos de viaje por obligación. Lo he intentado arreglar mil veces y cambiar lo que no funciona, por ambas partes, pero es imposible, siempre volvemos a lo mismo. Por otro lado, he conocido a un padre del cole y nos gustamos.
Nos mandamos mensajes todo el tiempo y estoy entusiasmada y no quiero serle infiel, así que le he propuesto que nos separemos y no quiere. La principal excusa es la niña, en lo que yo coincido 100%, al menos hasta que sea algo mayor, y que él me quiere. Cierto es que no nos tratamos mal, convivimos bien, pero nada más. Yo tampoco he sido capaz de confesarle que he conocido a otro hombre, no quiero hacerle daño. No sé qué hacer ya, pero no quiero dejar escapar esta oportunidad y, a lo mejor, lo hago una vez y me doy cuenta de que esto no es lo que quiero y sólo es mi actual curiosidad que, si la sacio, volverá todo a la normalidad. ¿Soy tan mala persona por querer hacerlo así?