¿Y qué harás si empiezas a engordar?
Estar delgado no es tener autoestima. Sigues sin amarte a ti misma. El problema es que los gordos te dan asco porque te das asco tú.
Ex gorda siendo una gordófoba
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N.InvitadoSúpernenaInvitadoResponder
Como te han dicho anteriormente, tienes que trabajar en tu autoestima. Quien ama su cuerpo al 100% no se fija tanto en el de los demás.
Hay mucha gente que deja de fumar y se cree un puto dios del limbo, yendo por la vida dando lecciones sobre salud y rechazando a los fumadores. Está claro que fumar es malo, pero ¡eh,que tú fumaste durante 20 años, ¿Quién eres para aleccionar a nadie y hacerlo sentir como si tuviera la peste?!
Pues te pasa lo mismo pero versión .0.
Trabaja en tu autoestima, corrígeme mentalmente cuando tengas pensamientos negativos hacia otras personas, repite mentalmente la frase «es preciosa, porque todos los cuerpos son válidos y tiene suerte de aceptarse tal y como es». Poco a poco irás asumiendo la realidad: que esas personas que te jodieron por gorda no pueden arrebatarte algo tan bonito como la bondad.
LisefemInvitadoResponderComo se ve que las que escribimos aquí somos casi todas gordas, la mayoría de los comentarios vienen desde el odio propio y no desde alguien que quiere aconsejarte. Sienten que las juzgas y las insultas, aunque has dejado muy claro que no es así.
Lo que te pasa es de sobra conocido en psicología, tu visión del mundo ha cambiado, has cambiado tu cuerpo y sabes lo que ha costado pero es posible, y ves a la gente que no hace nada… no deverías darle más importancia de la que tiene, mientras trates a la gente con respeto y con cariño. Eres libre de mirarme como obesa, y pensar que no entiendes como puedo estar así y como tú pudiste estarlo alguna vez, pasa lo mismo cuando miras fotos de tus padres de los 80, y piensas como podían ponerse esa ropa. No es gordofobia.
Aquí un IMC35, para que no digan.
MarinaInvitadoResponderYo creo que compartir en esta web tus pensamientos y sentimientos de rechazo respecto a la gordura te hacen una persona preocupada y con ganas de «hacerlo mejor».
No soy psicóloga y tal vez tengan razón las que dicen que aunque tengas cuerpo de «diosa» no te quieres, pero creo que el hecho de que decidieras cambiar tus hábitos hace tiempo para dejar de ser «gorda» sí muestra el cariño que te tienes porqué decidiste «cuidarte».
Ahora bien, coincido con las personas que comentan que hay que aceptar «todos los cuerpos», pero eso es difícil porque la gordofobia está instalada en nuestra sociedad desde hace siglos.
Pero no solo la gordofobia, es que todo el mundo se cree libre de opinar sobre el cuerpo de los demás y ESO ES LO QUE HAY QUE CAMBIAR.
Siempre he sido «a ojos de los demás» una chica muy guapa. De pequeña, joven y hasta después de dar a luz siempre fui delgada.
Y siempre los demás opinaron de mi cuerpo haciendo comentarios, a veces negativos, pero la mayoría de veces alabando «mi tipazo».
Un año después de dar a luz rompí con el padre de mi hija. De un día para otro me convertí en madre soltera y empecé a comer mal y a refugiarme en la comida «para darme caprichos porque yo lo valgo y porque necesitaba recompensas». Necesitaba «premios» porque había sido un día duro en mi vida de madre soltera y como no tenía a nadie a mi lado para ayudarme y lo hacía todo yo sola, pues yo misma me recompensaba: bombones, donuts, una hamburguesa…
El espejo me mostraba cada día cómo mi cuerpo engordaba, pero seguía siendo bastante guapa.
A partir de ahí, todo el mundo a mi alrededor empezó a comentar sobre mí cuerpo y mi gordura: cuídate, no te dejes, estás engordando, flaca estabas mejor, sigues siendo guapa pero deberías adelgazar, ¿cuánto pesas ahora?, ¿por qué no vas al gimnasio? … Y así prácticamente cada día.
De verdad que nunca me había importado tanto lo que como o no como o mi cuerpo hasta que empecé a engordar y TODOS ME LO DECÍAN.
De verdad que nunca había rechazado el cuerpo de otra persona que pasara delante de mí por la calle, ya fuera delgado o gordo, hasta que empecé a engordar y todos me lo «recordaban».
Mi padre me llamaba vaca delante de mi hija y se reía, haciendo bromas, recordando lo delgada que fui siempre. Mis hermanos y amigos sacaban fotos de lo «buena que estaba antes» y las colgaban en las redes sociales y yo tenía que leer y escuchar «comentarios» sobre mí cuerpo de ahora comparándolo con el de antes.
Y empecé a aceptar que era gorda, pero como estaba «sana» y los análisis así lo demostraban, pues debía tener ese discurso.
Desde ese momento me repulsan los cuerpos extremadamente delgados donde se notan los huesos y los cuerpos gordos «que se ven» llenos de grasa.
No me disgustan «los cuerpos con ropa», pero cuando la gente muestra sus brazos o piernas y se ve su delgadez o su gordura, yo mentalmente lo rechazo y lo critico.
Por supuesto, tengo la delicadeza de «no compartir mis pensamientos», pero están ahí.
¿Por qué soy así si antes nunca me fijaba en ello?
Mi primer novio con el que estuve ocho años era gordo y jamás en la vida me importó, era evidente su gordura, pero yo no le daba importancia.
El padre de mi hija era gordo, estaba muy gordo cuando le conocí y jamás me importó. Su hermana, su padre y su sobrina también estaban gordos, mucho más que él y eso a mí nunca me importó, ni lo comenté ni lo juzgué. En cambio,ahora el padre de mi hija ha adelgazado mucho en los dos últimos años, desde la pandemia y él ahora se mete con mi cuerpo y me insulta.
Peso 88 kilos y mido 168 cm. En el mundo de las gordas «no estoy tan gorda», pero en el mundo de las flacas: soy una gorda.
Me miro al espejo y sí, soy una gorda y sí, llevo tiempo rechazando mí cuerpo desnudo, pero sigo sin cambiar de hábitos aunque sé que eso sería lo correcto.
Sé que no quiero seguir engordando.
Sé que no volveré a pesar 63 kilos como antes de dar a luz.
Sé que si no como el condiciones y no hago ejercicio «todo irá a más».
Lo sé, soy consciente.
Pero aún así mi otro yo me dice «¿qué más da que estés gorda si estás sana y tus análisis lo demuestran? ¿qué más da lo que opinen de tu cuerpo?» y entonces no hago nada por cambiar esta situación.
¿Pero es verdaderamente mi problema o el problema de la sociedad que nos dice que ser gordo está mal y que cualquiera puede comentar sobre tu cuerpo y tu belleza?
Amiga del post: El problema no lo tienes tú, es la sociedad la que está mal, pero a tí te va tocar ir a terapia para que aprendas a entenderte, a aceptarte y a seguir queriéndote.
Yo por mi parte he decidido que voy a adelgazar y a comer mejor en este nuevo año, no por el qué dirán, si no por mí, porque no quiero rechazar el cuerpo que veo en el espejo. Y haré terapia para aprender a quererme y a entenderme y para no sentirme sola «en el camino».EssInvitadoResponderYo sí empatizo contigo. De pequeña te interiorizaron tanto que ser gorda es repugnante, que así lo sientes. Si te machacan durante años y años, no puedes de repente empezar a estar bien, simplemente a veces necesitas ayuda externa. Y no es que digas “fuiste gorda, deberías tener empatía con la gente que lo es”. No es así, es que te torturaron con eso, así que cuando ves eso, te crea sin darte cuenta, un rechazo. La terapia te irá genial cielo.
AnaInvitadoResponderSoy Ana, la del post. He leído vuestros comentarios tanto por el foro como por Facebook. A todas las chicas que me habéis tratado con un mínimo de empatía, muchísimas gracias, estoy yendo ya a un psicólogo y me ha dicho que es totalmente normal que tenga la mente trastornada por el trauma. A las demás que me decís que soy una gorda en pausa, que voy a engordar sí o sí, que les revienta que sea una diosa físicamente… A ver, PURA ENVIDIA lo que yo leo. Llevo una vida totalmente NORMAL, sin dietas hoy en día, comiendo lo que me da la gana, como saludable entre semana y como comida basura los findes, y aquí estoy yo, con mis 63 kg y con el cuerpo que siempre he querido y mi IMC correspondiente. Y no, la autoestima la tengo bien alta ahora porque de pequeña entre los estudios y porque pasé por grandes depresiones, siempre fui más gorda que el resto de las niñas, y cuando me recuperé mentalmente de toda mi mierda de adolescencia y todo lo que conllevó, recuperé mi verdadero yo, y desgraciadamente tengo ese trauma de rechazar la obesidad porque tengo TRAUMA, de mis problemas que tuve de adolescente, así que no os preocupéis que estoy ya en tratamiento psicológico. Y yo creo que sólo por tener un poco de gordofobia y reconocerlo, no me hace ya mala persona, porque no me conocéis, sólo he contado lo que es un 10% de mi vida. Las malas personas sois vosotras, las que me han dicho de todo, y tranquilas que si me queréis ver gorda de nuevo, no os daré ese placer, envidiosas, y sí, soy UNA DIOSA tanto física como personalmente, aunque os pique, y tranquilas también que ya estoy en manos de profesionales.
Kiss my ass, good bye.PasosInvitadoResponderYa has reconocido algo errado en ti, es un buen paso. Has aprendido que el ser gordo da asco y te odiabas en aquel entonces. Ahora odias a los gordos porque siempre lo has hecho. Trabaja en la aceptación de los demás sin importar su físico. Seguro que siempre quisiste que te quisieran por ser quién eres y no por tu físico. Ahora es momento de poner eso en práctica con los otros. Eso lleva tiempo, pero se puede sanar. Es cuestión de querer hacerlo
MoraInvitadoVayatelaInvitadoResponderA ver, seguro que eres una diosa y que has sufrido tanto que a tu mente le cuesta mucho superar el trauma. Pero lo conseguirás cuando entiendas que ser una diosa no depende de la talla. No tienes que gustarle a nadie más que a ti misma y nadie tiene que gustarte a ti para ser perfecto. La terapia ayuda ya verás como todo saldrá bien.
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