Hola, es la primera ve que escribo aquí, pero necesitaba desahogarme de la rabia que me ha dado mi última consulta médica porque estoy hasta las narices de los señores que se creen que por ser mujer y joven pueden tratarte como les dé la gana, en mi caso peor aún, mujer, joven y gorda, el pack completo.
Os pongo en contexto, he sido una de las millones de personas que han pasado el coronavirus. Me infecté a finales de febrero y a mí me dio muy fuerte por el estómago (llegué a estar ingresada porque estuve dos meses vomitando y sin poder comer, pero sin poder comer absolutamente nada, ni caldo de verduras).
Desde entonces me han quedado diversas secuelas por lo que continúo con una medicación de estómago. El medicamento me trastocó las hormonas y desde que me lo recetaron he estado sin la menstruación, con el pecho hinchado y otros efectos típicos cuando las hormonas te bailan un poco. Al sucederme esto mi médico digestivo (que es un encanto) me cambió la medicación, me mandó una analítica (donde me salió una hormona disparadísima) y visita con el ginecólogo, porque vamos, estar 6 meses sin la regla con 30 años muy normal no es.
Hoy por fin he ido a la visita, a mala hora. Nada más entrar veo a un médico, un señor de unos cincuenta y pico, que a mí mira, es que me jode, no me podía tocar una mujer, que ya que me van a hurgar en mi zona íntima prefiero que sea médica, la verdad. Aún así yo como siempre he entrado educadamente y amable, que si algo me caracteriza en esta vida es que siempre soy súper amable y sonriente con todo el mundo, trabajo cara el público y todos los días me lo dicen una y mil veces.
El médico se ha puesto a ver mi historial, le ha dicho a la estudiante que tenía al lado que era por el medicamento que me estaba tomando que era algo súper común, que pasaba casi siempre (de hecho lo ponía hasta en el prospecto que le sucedía a más de 1 cada 5 personas). Ahí me he quedado más tranquila, porque yo hipocondríaca de mí me veía con 30 años y pre menopaúsica para el resto de mi vida. Le explicaba que ese tipo de medicamentos eleva una hormona y que al estar así pasaban cada uno de los síntomas que he tenido, entre ellos la falta de menstruación, pero por si acaso ha querido hacerme una prueba.
En la prueba me dice que todo bien, que tras dejar el medicamento hace un mes largo todo lo que tiene que funcionar vuelve a funcionar, etc. Pero ahí ha llegado el momento, ese momento en que ha levantado la vista y me ha mirado por fin a la cara y me ha visto.
De repente todo lo que había dicho y repetido durante más de 15 minutos se ve que no valían para nada y ha soltado: Estás gordi, a ver si no te baja porque estás gorda.
Yo flipando en colores, la estudiante a su lado con la misma cara que yo. Esta claro que precisamente delgada no estoy, mido casi 1,80 m y suelo pesar en torno a unos 90 kilos, sé que me sobra peso, pero tampoco creo que sea algo exageradísimo, no tengo una obesidad mórbida.
Se larga y comienza a escribir y suelta el siguiente comentario:
_ Pues a ver si le estamos achacando esto al medicamento y lo que pasa es que te has puesto 10 kilos encima.
Yo ya con ganas de mandarle a la mierda. Le he explicado que desde siempre este ha sido más o menos mi peso y nunca he tenido problemas de ningún tipo, que por ser vegetariana me hacen un mínimo 3 ó 4 análisis anuales y siempre me salen todos perfectos, que a mis 30 años toda mi vida he tenido las menstruaciones regulares y sin dolores. Pero nada.
Aunque según él estaba claro hacía unos segundos que era por el medicamento entiendo que me diga que debería de bajar de peso, que para las hormonas será mejor, pero de ahí a soltarme esas cosas y encima con guasa y esa falta de respeto… Estoy acostumbrada a que te digan que todo tiene que ver con que estás gorda, siempre es lo típico de «si adelgazaras por lo menos entre 5 y 10 kilos estarías más sana» por todo, porque te duele la muñeca, porque se te cae el pelo del estrés, porque estás constipada... es algo que después de tantos años ya he asumido que va a pasar, me guste o no, aunque soy la primera que admito que es mejor tener un peso saludable, no estoy negando eso en ningún momento.
Me visto de nuevo y él sigue igual, diciéndome que estoy gorda y que tengo que adelgazar, sin parar, porque se ve que lo que llevaba diciendo sobre el medicamento los últimos 15 minutos ya no valía para nada. Y yo ahí, poniéndome las bragas con todo el orgullo del mundo mientras el tío me llamaba gorda sin parar sentado en su silla, intentando taparme con la sabana porque el señoro no ha sido ni para correr la cortina, es decir, que si entraba alguien a la consulta me veía todo el chichi.
Después de un rato repitiéndome lo mismo se ve que al ver mi cara de mala hostia ha decidido cambiar el gorda por gordi, como si así arreglara las cosas, porque todas sabemos que el «i» arregla todo, por supuesto. Y ya me despido y pone la guinda del pastel, me manda siguiente cita y analítica y me suelta su última frase de machirulo gordofóbico:
_ Te pongo la analítica el día 8 de enero, justo después de reyes, así veo cómo te has puesto estas navidades.
Y ahí me ido yo, con toda mi mala hostia y con ganas de mandarle a la mierda y gritarle cuatro cosas, algo que no he hecho por respeto, algo que yo sí que tengo.