Hace muchísimo tiempo que tengo ganas de escribir mi historia, sobre todo después de leer los tantos casos de gordofobia que habéis sufrido muchas/os de vosotros.
Mi historia se remonta a hace 20 años atrás, cuando yo tenía 12 añitos y mis padres decidieron que debíamos dejar Buenos Aires y venir a vivir a Barcelona. He de decir que a mi la idea no me fascinaba, pero tenía cierta curiosidad en cómo sería la vida allí. Recuerdo que planearon mi viaje de manera que llegara antes que empezara el colegio, así podría aprender catalán y no perdería años de estudio.

Mi primer día de clase estaba aterrorizada, tenía todas las características para que algún compañero/a de clase se metiera conmigo: mi altura era la misma que la de ahora, 1,63 m, y utilizaba la talla 54/56 de pantalones; era la más alta y ancha con diferencia en mi clase de 1 de la ESO y vestía siempre de chándal. Era extranjera, no hablaba el mismo idioma en el colegio y me había llevado una Biblia para el recreo (sí, en ese momento fue una de las cosas que me traje de Argentina pensando que me serían de utilidad…). Tenía mucho miedo, aunque en Argentina jamás se habían metido con mi peso o altura, no sabía que podía pasar en el nuevo país.

Llegó la hora del patio, y me fuí a un rincón a leer mi Biblia. A los pocos minutos, se me acercó una chica muy guapa, era una de las repetidoras y más populares del instituto. Se me presentó y me llevó con ella a conocer a los chicos de 2 de la ESO y los de 3 de la ESO. Cuando acabé de conocer a los de los demás cursos, se me acercaron un grupo de chicos de mi clase, me preguntaban por Argentina y por mis aficiones. Todos querían conocerme,y ser mis amigos, todos me ayudaron con el idioma y JAMÁS me hicieron sentir mal por mi peso o altura. Siempre estuve acompañada en todos los recreos y a día de hoy, mis dos mejores amigos, mis amigos del alma, son dos personas con las que compartí estas vivencias hace 20 años.

Con los años empecé a cuidarme por mi bien estar, empecé a practicar deportes y bajé de peso. Igualmente, siempre me han sobrado algunos quilos, pero siempre he sido feliz y no he tenido grandes impedimentos por mi físico; salí de fiesta, ligué, tuve amigos y amigas, novios y un gran etcétera… Los obstáculos más grandes que tuve que superar fueron conseguir ropa para mi edad con una talla 56; recuerdo que sólo conseguía ropa en los mercadillos y eran estilo “señora”.

Me hacía ilusión escribir mi historia, ya que para mí fue muy feliz y estoy segurísima que muchas personas han tenido experiencias positivas como la mía.