A todo esto me encantan las respuestas de las personas que se definen como «imperfectas» y que la gente que pone a caldo a alguien que se autodefine como INFIEL sea «perfecta». Sobretodo porque me pregunto qué diríais si de repente sufrís unos cuernos a traición, como los mismos que estáis defendiendo. Me jugaría cinco pavos a que la persona infiel acabaría vestida de limpio y, evidentemente, dejada.
Aquí no hay medias tintas y con la lealtad de una pareja no se juega.