Estoy extremadamente orgullosa de este episodio de mi vida y os lo quiero contar. Aviso para navegantas aquellas que no estéis a favor de la lactancia materna prolongada podéis dejarlo aquí porque estoy cansadita de comentarios y recomendaciones que no he pedido.
Pues como os imaginaréis soy mamá y doy el pecho. Es algo que he tenido claro desde el principio y aunque los primeros meses las cosas se pusieron un poco complicadas yo fui más cabezona y al final logramos una lactancia cómoda y satisfactoria. Esto ocurrió hace ya casi 5 años, que son los que tiene mi hijo. En mi familia pocos entienden que los dos disfrutemos todavía de la lactancia, no sabéis lo harta que estoy de eso de que estoy criando a un niño dependiente de mis pezones. Es soporífero.
Pues no hace mucho estaba en el parque con mi hijo. Estábamos los dos solos. Yo sentada en un banco y él jugando con otros niños en la zona de juegos. Todo dentro de la normalidad. Un rato después se acercó de nuevo a mí y me pidió leche. Con total naturalidad yo destapé mi teta y dejé que él mismo se sirviera. En ese momento escucho desde el banco del al lado escucho a unos niñatos comentar que menuda teta, que cómo se está poniendo el niño, que tonto no es por seguir ‘chupándomelas’ siendo tan mayor. Vale, eran críos y sabemos que lo sexualizan absolutamente todo, pero os repito que estoy hasta las narices de lidiar con mierdas de este tipo.
Respiré hondo esperando que lo dejaran de una vez, pero la cosa fue a más porque ya ni susurraban. ‘Joder tío es que no sé si hacerme una paja’, ‘el que se las va a hacer es el chaval dentro de unos años mientras le chupa las bufas a su madre’… Mi hijo en ese momento terminó y volvió a jugar. Yo me quedé con mi teta fuera un par de segundos, los miré y sin decir ni una sola palabra agarré mi teta, apunté y les lancé un precioso chorro de leche materna encima. Creedme, tengo cantidades industriales.
Me llamaron loca, uno de ellos como no podía ser de otra manera tiró del palabro por excelencia ‘feminazi de mierda’. Y yo me guardé la teta mientras que les recordaba que las tetas no están solo para ponerlos a ellos cachondos, sino que alimentan como pocas cosas en el mundo.
Lo mismo me pasé pero cada vez que recuerdo la escena sonrío. Para ellos seré la pirada que los bañó en leche materna, para mí, una lección que espero hayan aprendido.