Siempre leo debates en el foro y la mayoría de personas que escriben son adultos, con sus problemas propios de su edad, así que no sabía si mi historia iba a tener mucho sentido aquí, pero igualmente sé que muchísimas pasásteis por lo mismo y que os vais a sentir identificadas.
Nunca he sido una niña delgada, no voy a engañaros. Actualmente tengo un sobrepeso de 5 kilos (bajé un par este verano), pero aún así tengo unas buenas carnes.
Importante detalle: soy adolescente.
Mi peso es algo que siempre me ha hecho comerme la cabeza, porque siempre he visto que el resto de niñas eran más delgadas que yo (con deciros que en el colegio todas las niñas eran muy, muy, muy delgadas. Y claro, eso hacía que hubiese algún que otro comentario por parte de un imbécil. Pero yo tenía 10 años y no sabía responder y sólo llegaba a casa y me ponía a llorar. Si yo media 1’40, pesaría como mucho 44 kilos, para que os hagáis una idea de la exageración. Además, yo no tenía ningún tipo de impedimento para hacer ninguna actividad, porque ya veis, que tenía un sobrepeso ligerísimo.
Lo del colegio se quedó en un par de comentarios, pero como anécdota un día nos tuvimos que pesar en el colegio y yo tenía miedo. No miedo de los números que había en la báscula, porque a mí me daba igual, sino miedo de que el resto pudiera saberlo. Claro, todas las chicas se pusieron a gritar cuánto pesaban mientras yo me hacía chiquitita.
Y este miedo por el peso continuó durante todo el instituto. Llegó la señora pubertad y con ello me creció pecho (que no tengo mucho), me crecieron los muslos, etc. No engordé pero crecí, que es lo que hacen las personas de mi edad. Lo lógico.
En el instituto por suerte no tuve problemas por ello. Nunca nadie se metió conmigo ni por eso ni por nada, y yo empezaba ya a tener algo de confianza para responder, pero no os miento si os digo que nunca me quise a mí misma al 100%.
Como digo, en ese entorno no tuve ningún inconveniente, pero fuera de él, sí. Y es que llega el comentario clave que todo el mundo te hace cuando te ve:
Anda, qué grande estás! Estás enorme!
Ahí me rompía un poquito pero sonreía y ya.
Todas y cada una de las veces. Imaginaos. Es el tipo de comentarios que se hacen sin querer pero que calan hondo. Y yo no estaba más grande, obviamente, estaba igual de sobrepeso y mi altura habría variado 1 cm. La gente se sorprendía todas las veces de que estuviera igual de gorda.
Por aquel entonces, con 14 o 15 años, engordé y casi llegué a los 70, midiendo 1’60. En ese momento yo no lo veía mal pero nunca me veía bien. Vestía con ropa que no me favorecía nada y eso no ayudaba a mi autoestima.
Mientras que otras amigas iban a cualquier lado y todos los chicos de nuestra edad les miraban y hablaban, yo me quedaba con toda la inseguridad. Me comparaba muchísimo con el resto y lloraba otras tantas veces al pensar por qué yo no tendría el cuerpo que tienen ellas.
Pero tranquilas, que no todo son penas. Que si estoy escribiendo esto es porque todo eso lo he superado. No la gordura, eso lo sigo teniendo, sino mis miedos e inseguridades.
Ahora estoy en bachillerato, donde nunca he tenido ningún problema por eso, pero si lo tuviera, creedme que respondería a cualquier cosa, porque ya no dejo que me pasen por encima. Ahora me quiero, y aunque sigo comparándome y teniendo inseguridades, continúo trabajando en poder aceptarme y amar mi cuerpo tal y como es (divino).
Y nada, espero que os haya gustado mi depre historieta con final feliz, y hago un llamamiento a las personas a que a la gente mayor de 8 años no se le diga que están más grandes, pero fastidia muchísimo.
Amor para todo el mundo. <3