La noche que nos conocimos

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    Alaia on #534749

    Me deperté con la boca seca como si hubiera tragado un cubo de cemento. Abrí los ojos poco a poco, ya era de día. Mi casio rosa y ya marcaba las doce y media. Miré el móvil, tenía un mensaje suyo, a las nueve y veintitrés. “Espero que hayas llegado bien, pequeña. La próxima vez me dejas acompañarte, no admito un no por respuesta”. Provocó en mi una gran sonrisa, me di la vuelta, pensando en qué responerle. ¿Eso significaba que quería que hubiera próxima vez? Un escalofrío me derritió el cuerpo. Esto no lo tenía planeado.

    Nos conocimos en el Pub La Comarca al que íbamos siempre después de beber algo en casa. En cuanto entramos se me fueron los ojos hacia él, estaba de espaldas y llevaba una camisa verde a cuadros. Siempre me han gustado los chicos altos así que inevitablemente le miré, ya sabemos todas que el radar nunca se desconecta. Pero yo no tenía intención de ligar, ni tan siquiera de hablar con chicos. Después de una relación insulsa de tres años, solo tuve un intento de enrollarme con un muchacho que me atraía bastante, pero fue un completo desastre. Me dio hasta un poco de asco cómo me besaba, así que no tenía el horno para bollos esta vez. Además estaba cabreada porque para variar no había conseguido enviar a tiempo el trabajo del master de antropología. Y no por estar ocupada, es que había estado engachada a un serie teenager de Netflix, me había tragado dos temporadas casi sin darme cuenta y estaba desganada y enfadada conmigo misma. Se me había olvidado depilarme las cejas y me sentía francamente fea esa noche. Ni el Russian Red de MAC había podido arreglarlo. Así que seguí a lo mío, a reirme de las estupideces de Bea que no paraba de hablar de sus nuevas compañeras de trabajo y las pintas que llevaban.

     

    Bea es la persona más divertida que conozco, aunque al principio pueda parecer algo borde tiene la risa más contagiosa que he oído.
    Habíamos bebido bastante e íbamos un poco piripis, Bea había traido a casa un par de botellas de pacharán que nos bebimos principalmente entre ella y yo, Tamara y Cristina son más de cerveza. Si no iba al baño ya iba a terminar meandome encima, asi que les dejé mi copa y fui hacia la oscuridad, en busca del wc. Había bastante gente e iba poco a poco. De pronto sentí que se me empapaba la espalda. Me giré y un chico pequeño con cara de mala leche empezó a gritarme. – Pero tía, mira por dónde vas, mecaguenlaputa, ¡me vas a pagar otra copa!- me gritó mientras me empujaba. Me sentí superada y no supe reaccionar. El enano gruñón volvió a empujarme, y como si saliera de la nada, el chico guapo de la camisa a cuadros le agarró de la muñeca. – ¡Eh, has sido tú el que se ha tirado sobre ella! ¡Pídele disculpas si no quieres más problemas!- Me miró – Joder tía, a mi también me ha mojado, qué desastre ¿estás bien? -Me agarró de la mano para ayudarme a salir de aquel tumulto de gente, y nos dirigimos hacia el baño. Me sujetaba la mano con ganas, como si lo hubiera hecho siempre. Era muy alto, debía medir más de uno noventa, porque aun con las sandalias de cuña que llevaba aquella noche me sacaba una cabeza.

    Con la luz del baño pude verle bien. Tenía el pelo castaño y corto pero se adivinaban algunos rizos. Los ojos color miel, grandes y con las pestañas largas y pobladas. La barba de tres días quedaba a la perfección en su mandíbula, masculina, marcada. Llevaba pendientes en ambas orejas, dos pequeños aros de plata que le daban aire de macarra. – Vaya, no sabía que una sola copa podía mojar tanto- dijo mientras se miraba la camisa y la sacudía un poco con las manos. Se desabrochó los primeros botones, y dejó a la vista la parte baja de su cuello, donde se asomaba algo de vello.

    Se me humedecieron las bragas solo de mirarle. Nerviosa, fui consciente de que tenía la espalda empapada, y que aquel Dios me había salvado de un problema mayor. Tímida, le miré – Gracias por lo de antes, soy Claudia.

    – De nada, tranquila, a mi también me ha empapado. Yo soy Marco , ¿dos besos no?- Se acercó y posó sus labios en mis mejillas, su mano rozó suavemente mi cintura, pero la quitó rápido. Me inundó su aroma a hombre aseado, a limpio. Joder, me estaba meando viva asi que tuve que interrumpir aquel precioso momento – Bueno, en realidad yo necesito entrar al baño- dije torpemente. – Ah, claro- sonrío.

    Cuando salí, aliviada, ya no estaba allí. Sonaba una canción de Shakira, la preferida de Bea, así que como pude volví con mis amigas, que para entonces ya estaban bailando y saltando como locas. Intenté contarles lo que había pasado pero la euforia era tal, que casi no me prestaron atención, asi que recuperé mi copa, le di un trago largo y me puse a bailar con ellas. Miré de reojo si veía a Marco pero no estaba por ninguna parte, seguro que él y sus amigos se habían marchado ya. Casi mejor. Lo di todo bailando, tenía que haberme puesto zapatillas en lugar de tacones, me dolían los pies. Cambio de canción, ahora Daddy Yankee. Un empujón en la cadera me sobresaltó, vaya, ¡era él! Me sonrió, y me hizo una reverencia agachando la cabeza y aleteando la mano- ¿Me concede este baile, señorita?- Me hizo mucha gracia, pero qué mirada tenía este hombre.

    Sin darme tiempo a responder, me agarró de la cintura, esta vez sí lo hizo con ganas, metió su larga pierna entre las mías y comenzó a hacer movimientos circulares. En circunstancias normales me hubiera parecido un atrevimiento, pero no sé por qué simplemente fluyó todo con mucha naturalidad. Acercó su cara a mi cuello, y justo cuando podía sentir su respiración en mi piel, me agarró de la mano y estiró para que girara sobre mi misma. Miré a mis amigas de reojo, y divertidas estaban hablando con otros dos chicos, imagino que los amigos de él. Marco me miraba a los ojos mientras bailábamos, sonriente, y de vez en cuando volvía a acercarse, lo justo para dejarme con ganas de más, pero sin sobrepasarse.

    Cuando terminó la canción simplemente seguimos charlando. Me contó que estudiaba arquitectura, que vivía de alquiler con sus dos amigos en un piso que estaba allí mismo, en el centro. No volvimos a bailar, pero de vez en cuando nuestras manos se rozaban, entrelazando los dedos como dos adolescentes. Marco hablaba prestando atención a mis reacciones, su mirada a veces me hacía sentir avergonzada, como si me estuviera desnudando con la mente mientras me contaba cualquier cosa. Por su forma de expresarse adiviné que era un tío culto, y eso me ponía todavía más. Llamadme loca pero no hay cosa que me ponga más que un hombre que conjuga a la perfección todas las formas verbales. Tenía la voz grave y amable, algo rasgada.

    Entre sonrisas, chupitos y tímidos roces pasamos la noche en aquel pub. Cuando pudo Bea se acercó a mi y me susurró al oído – Clau, a este Dios griego te lo tiras hoy aunque sea para contármelo después – y me guiñó el ojo. Lo cierto era que me encantaba, pero a pesar de que Marco había pasado la mayor parte de la noche conmigo, me costaba pensar que semejante espécimen humano tuviera interés en mi.

    Se encendieron las luces, sonaba la típica canción de Los Lunnies que ponían antes de cerrar. Todos juntos salimos de allí, y la luz de las farolas hizo que fuera consciente de que tenía la espalda manchada de alcohol y me sentí pegajosa y tuve frío. Como si lo adivinara, Marco se quitó el jersey que llevaba atado a la cintura y me lo puso sobre los hombros, lo agradecí. Me apoyé en la pared que tenía detrás, y él se apoyó conmigo. Mirando al suelo dijo – ¿Me merezco un beso, no?- Nos gustábamos, era obvio. Acaricié su barba de tres días la mano y le di un beso en la otra mejilla, puro y casto. Mi nariz también se chochó contra su mejilla, y divertida le solté – Un beso con nariz ¡no te puedes quejar!- Simplemente me atrajo hacia él, me abrazó por encima de los hombros y me lo devolvió también en la mejilla. Mirándome a los ojos susurró, muy bajito – Eres lo más, pequeña.-


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    RitaPantalón
    Invitado
    RitaPantalón on #537279

    Qué buena pinta! Continúa 👏👏

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    Científica empedernida
    Invitado
    Científica empedernida on #537438

    Me ha encantado…esta historia promete y mucho!!!

    Me hace gracia que hayamos coincidido en el nombre masculino de neustro relatos, ajajaja!! Igual nos estamos imaginando al mismo tío, vaya casualidad!!

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Respuesta a: Responder #537438 en La noche que nos conocimos
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