Ojo a la situación con mi vecina… a ver si me podéis iluminar…
Es un encanto de mujer, pero tiene una costumbre que ya es como un ritual diario: viene a pedirme algún ingrediente. Un día es sal, otro aceite, otro tomate triturado… Vamos, que mi despensa parece la extensión de la suya.
La última vez que vino a por algo, ya medio en broma, le solté: oye ¿y si te haces una listita para la compra con estos detallitos que siempre necesitas?. Ella me miró con cara seria y me dijo que no todos tienen la opción de comprar todo lo que quieren. Y claro, me dejó sintiéndome la peor vecina del mundo.
Pero mi hija, que es más observadora que Sherlock Holmes, me recordó algo y es que a la vecina le llegan paquetes de Shein, de H&M, de Women’secret… cada semana. Y yo ahí, pensando: Si puede con la ropita, ¿cómo no va a poder con un kilo de azúcar?
No quiero ser insensible, porque nunca sabes por lo que puede estar pasando alguien, pero también es verdad que hay que priorizar en la vida. Y si te llega para renovar el armario, pues igual también para la lista de la compra básica, ¿no?
En fin, que no sé si debería sentirme mal o si tengo un poco de razón. ¿Le digo algo o le sigo dando cosas?