Buff, buff, buff… Estoy que ni sé cómo estoy.
Hoy es mi cumpleaños y ayer a quien consideraba mi pareja le pillé, por puro despiste suyo, que está en Tinder.
Hace 2 años que nos conocemos, vivíamos a una hora en coche y nos veíamos prácticamente todos los fines de semana, hablábamos a todas horas pero llegó un momento que veía que la relación no avanzaba y quiero darnos a mi hijo y a mí una familia de verdad (que nosotros lo somos, me refiero incorporando una tercera persona) y dejé la relación.
Por circunstancias varias y bastante complicadas de explicar, el verano pasado estuve trabajando en su pueblo y finalmente nos quedamos a vivir aquí. Nosotros hemos seguido teniendo muy buena relación, y un par o tres de veces tomamos café, aunque él me proponía más veces no accedí (andaba super cansada).
Pasado el verano y en la primera noche que tuve libre de trabajo y de modo no mami, tal y como le había prometido, fuimos a cenar y tomar algo… Y a partir de ahí, volvimos a caer, estando cerca, viéndonos todos los días, volviendo los sentimientos que había tapado, volviendo todo y multiplicándose.
Vivo a 1000 km de mi familia, sin amigos en el nuevo pueblo, me refugié en él. Y muchas veces le pedía cosas que él no era capaz (según él lo pasó muy mal en una relación, y desde ahí le cuesta horrores darse, expresar lo que siente, comprometerse…). De hecho, en una conversación le dije que le iba a ayudar a relajarse, a curar heridas y que pudiera confiar en mí. No quería nada malo para él, solo quería la felicidad y que creía firmemente en nosotros.
Evidentemente faltan mil detalles, no se pueden resumir 2 años en unas líneas, pero ahí está lo fundamental.
Ayer llegó a mi casa, estábamos los 3 sentados en el sofá y recibió una notificación al móvil, miró y vi la llamita de tinder (nunca, juro, jamás le miro el móvil. Fue pura casualidad). Y ahí ya fui como un volcán en erupción, rabia, dolor, sentirme tonta por querer ayudarlo en su problema emocional, más rabia, decepción, darme cuenta de que no me quiere, que estaba remando yo sola. Yo no podía parar de un lado a otro (eso sí, la casa me quedó impoluta) y él solo me miraba, con cara de pena, de que la había cagado. Dice que no tuvo nada con nadie, y casi que ya eso no tiene ni importancia, porque busca, sigue buscando cuando teniendo yo 1000 problemas en muchísimos aspectos de mi vida, le quería ayudar a él, me desvivia para que viera que no todo el mundo hace daño.
Y al final quien está en el sofá llorando, soy yo. Por otra mentira más. Por haber creído en él, aunque mis ex parejas me hayan engañado también, volví a creer.