Reproducimos un testimonio que nos ha llegado via mail:
Si Shakira necesitó de una catarsis para resurgir como el ave fénix, ¿por qué yo no? Soy una latina viviendo en Alemania, llegué a inicios de setiembre del año pasado buscando establecerme.
Para practicar el alemán decidí bajar una app de idiomas y por allí conocí a un chico. Desde un inicio me pareció super simpático y atento, pero había algo, un no sé qué que me inquietaba, sexto sentido le llaman. A pesar de eso, salimos varias veces más. Las horas parecían minutos, podíamos conversar de cualquier cosa y todo era risas. Sin embargo, hubo un momento en que decidí hacer caso a mi “ojo de loca”, por gestos y muecas, no obscenos, pero suficientes como para tomar mi distancia o al menos eso creí que pasaría. Entonces, ¡todo cambió! Me empezó a escribir a diario, a llamar en cualquier momento del día. Si no le contestaba el celular o algún mensaje me decía que me volvería a llamar en tantos minutos o que dónde estaba, quería saberlo todo. Comprenderán que su actitud me empezó a confundir, pues solo éramos amigos y de la nada se volvió muy intenso.
Días después de nuestra última salida a finales de noviembre, donde se comportó como nunca porque pagó todo, me llevó a tomar el metro y me dijo que le escribiera para saber si había llegado bien a casa, le escribí que necesitaba tomar un respiro, para poner en orden mis sentimientos e ideas y que no sabía el tiempo que me iba a tomar. Vaya que ¡me hizo un drama de padre y señor mío! Me respondió que debería valorar nuestra amistad, que eso era lo importante. Que respetaba mi opinión, pero no la compartía y después de todo me deseaba lo mejor. Pues sé que no debí responder ese mensaje, pero me hirvió la sangre cuando leí “valorar la amistad”. Le contesté que justamente porque yo apreciaba lo que teníamos es que le explicaba lo que estaba pasando y no simplemente lo ghosteaba, que era una adulta responsable. Su réplica me dejó atónita. Me confesó que era gay y que tenía una pareja, que si yo deseaba salir nuevamente con él sería con su novio al lado. Y que no complique las cosas.
No te preocupes, haré todo muy simple-le dije.
Así pasó casi todo diciembre, sin hablarnos, contacto cero. Me enfoqué en mi y antes de navidad sonó mi celular… Decidí ignorarlo. Primero de enero, otro mensaje… Mi pareja y yo te deseamos un feliz año nuevo.
Oh, gracias, igualmente para ustedes-le respondí.
¿Tienes tiempo para vernos hoy junto a mi pareja?- me preguntó el alemán. ¿Y eso por qué?-le contesté.
Pienso que se llevarían muy bien- me respondió.
¿Soy una especie de animal exótico que él debería conocer? ��
Ja ja ja. Pues ahora que lo dices no, pero me gustaría que se conozcan. �� ¿Y por qué razón? No soy ni tu amiga más cercana ni un miembro de tu familia-le puse. Si no deseas está bien, no hay problema-atinó a decirme.
Tengo la sensación que quiere recuperar la amistad que tuvimos y aún así no logro comprender esa intensidad. Me da la impresión que es un poco controlador y posesivo también. O quizás solo busca mi atención, porque su novio no le da la dosis suficiente. Entonces necesita que yo llene ese vacío que otro le provoca… ¿Es así como funciona?
Sea como fuese, mi error fue que nunca le puse límites y los alemanes aman no tener frenos, 100% comprobado.
Mini extracto de hace unos días…
¿Por qué me escribes si en diciembre me habías deseado lo mejor? Además, pensé que estarías molesto conmigo porque no acepté la salida junto a tu novio-le pregunté directo y sin anestesia.
Tú no quisiste mantener el contacto yo solo seguí escribiendo ��-puso él.
¿Aceptaré salir con él otra vez? Todavía me sigo haciendo esa pregunta. ¿Alguna vez les ha pasado algo similar? ¿Los amigos gays son así de intensos? Las leo. Gracias ��