Soy maestra de infantil y madre.
A mí me parece una chorrada… Los bailes de fin de curso de los niños son para trabajar la música y el baile, compartir un día bonito en familia, cohesionar al grupo… No es un musical de Brodway. Al final son un grupo de nenes en el que la mayoría va cada uno por su lado aunque hayáis ensayado mil veces. Alguno se queda parado, otro ni quiere subir, dos que se ponen de charreta a medio baile… Y es lo tierno y gracioso. El año que estuve embarazada tuve sangrados justo las dos semanas antes del festival de Navidad y apenas pude ensayar. El día del festival copiaron mis pasos y no hubo apenas diferencia con respecto al resto de grupos, que habían ensayado mucho.
Con esto quiero decir que es algo que se mide por el cariño con el que se hace y lo graciosos que están, no por su calidad. A mí no me importaría gastarme 6€ o 10€ o 12€ en llevar a mi hijo divino, pero si no quiere el grupo, la baba mirando a mi peque (o a mi grupo como maestra) se me iba a caer igual.
Eso sí: lo de echarte del grupo me parece feo, las cosas se hablan con respeto siempre.
Pero, desde luego, que vayas a contárselo a la profe… No sé. A mí si me lo contaran me sentiría en un compromiso. Ella ni pincha ni corta en un problema vuestro. Tiene que mediar en los conflictos de los niños, sólo nos falta gestionar también los de personas adultas que deberían saber defenderse solos. Ella no puede posicionarse y tampoco puede exigir a nadie que metan a tal o Pascual en WhatsApp (app que, legalmente, los docentes no podemos usar con los padres, al menos en mi comunidad autónoma).