Hace unos años me propuse llevar una vida fit y actualmente parece que he rejuvenecido casi 15 años. Actualmente tengo 38.
Tengo pareja desde hace unos meses; también muy fit y precisamente nos conocimos gracias a compartir experiencias deportivas y culinarias de real food.
Hace un mes cambié de gimnasio y me reencontré con viejos amigos, por lo que el ambiente en el box es de piña total. No conocía al propietario, pero es muy sociable y amigable y formo y forma parte de esa piña. Sin embargo, desde hace unos días, me busca, se acerca, me corrige (cuando no ha de hacerlo porque tenemos el coach) me gasta bromas, me suelta picardías que ignoro haciéndome la tonta hasta que hoy mismo, por mensaje privado, ha dicho que está harto de morderse la lengua y que desearía empotrarme en una ducha y comerme la boca.
Él ya aclaró que tenía pareja hace unos días, y sabe que yo también tengo. No es que nuestras parejas sean un secreto a voces, pero sabemos que existen.
Le he pedido educadamente que no rebase las líneas rojas que delimitan la lealtad a su pareja, ya que yo a la mía se la mantengo puesto que no he dado pie a réplica con respecto a su comentario de la ducha.
Sé que me va a respetar y que no va a ocurrir nada en el box ni aunque nos quedemos a solas, pero no quiero perder esa «piña-familia» que hemos formado solo porque este chico esté tirándome la caña con la seguridad al 101% de que yo no voy a contar nada a nadie.
¿Cómo se ve desde fuera mi decisión? ¿Es la correcta?
Yo soy una tumba, así que el publicar mensajes privados no entra dentro de mi forma de ser.
Gracias por leerme ;)