Se me olvidaba, en cuanto a la dificultad de hacer nuevas amistades profundas…totalmente de acuerdo. Desde hace poco he descubierto que muy probable sea PAS, por lo que vivo las cosas con cierta intensidad y los temas amistosos me afectaban mucho, antes era un libro abierto para todo el mundo. He descubierto que soy leal y que espero recibir todo lo que doy, pero he aprendido que muchas veces no pasa, así que me estoy centrando en las relaciones recíprocas y he aprendido a dosificar la confianza que doy en base a la que recibo para no salir malherida, es decir, sigo siendo el libro abierto que era pero con aquellas personas que puedo serlo, no malgastar mi energía en quien no. También es importante saber que muchas veces quien te pregunta ¿qué tal? realmente no quiere escuchar tus problemas, es importante identificar quién se interesa realmente por las cosas que te pasa y a partir de ahí ir poco a poco creando el vínculo.

También me ayudó apuntarme a diferentes clases y grupos (por ejemplo de juegos de mesa, actividades de couchsurfing) conocer a gente en mi misma situación, gente en una ciudad que no es la suya sin red de amigos.

Espero que te sirva, un saludo y mucho ánimo! :)

Yo con sobrevalorada me refiero a tener unas expectativas irreales. Por supuesto que los amigos son importantísimos en la vida, pero hay que aceptar a las personas como son y respetar hasta dónde te quieren dar, sin exigir atención plena y exclusiva. A veces por esperar el tipo de relación idealizada que te gustaría, no valoras lo que sí te están dando. También con la edad supongo que muchos dejamos por el camino amistades que no nos compensa tener o que incluso nos tratan mal.
Como con la pareja, a veces deseas una relación estable que no llega, y al final te das cuenta de que aunque la vida no te ha dado eso, sí te has llevado alguna relación esporádica o informal que te ha aportado muchas cosas buenas.
He visto grupos de colegas de juntarse en un bar los viernes a tomar cañas y ya, que ante una situación desgraciada de uno, los demás se han volcado en ayudarle. Y amigas «de siempre» que ante un problema grave no te dedican ni cinco minutos. Por eso creo que hay que valorar lo que tienes aunque no sea exactamente lo que deseas, porque puede que un día descubras que era mejor.