Quiero mucho a mi novio cuando estamos bien, que es el 95% del tiempo. El otro 5% se lo pasa siendo un puto subnormal egocéntrico.
Contexto: somos estudiantes, vivimos en un piso compartido con dos inquilinos más, llevamos 3 años de relación, él es dos años mayor que yo.
La cosa es que ha sido siempre un niño mimado porque en casa de sus padres no ha dado un palo al agua, y si da muestras de esa costumbre aquí, si se lo digo, lo niega y se enfada. Su madre lo ha tenido entre algodones, luego vivió tres años con compañeros de piso random cada cual más guarro, y luego vino conmigo. Limpiar, limpia, pero siempre tengo que andar detrás de él pidiéndoselo, y él siempre buscando excusas para dejarlo «para más tarde» porque tiene mucho que hacer. El tema es que al ser dos años mayor que yo, siempre se las ha dado de señor ocupado y muchas veces ningunea mis preocupaciones porque como él ya las ha superado las considera tonterías. Está en su último año de máster y siempre anda haciéndose la víctima con que tiene mucho que hacer, con que es muy difícil y que hay que ver qué estrés. Y con esas siempre escurre el bulto de las tareas del hogar, y yo no soy su madre para andar detrás de él recordándole cuáles son sus obligaciones.
El colmo ha llegado esta tarde, que me he encontrado al llegar el lavabo lleno de pelos y el canuto de papel higiénico pelado (nunca lo cambia). Amablemente, le he dicho que limpie los pelos y cambie el rollo de papel, me ha dicho que vale; luego se ha pirado a hacer sus movidas de señor ocupado. Cuando ha vuelto le he dicho que cambie el rollo porque estoy harta de hacerlo yo siempre (lo de los pelos no se lo he dicho) y me ha saltado con que si tanto me molesta que lo haga yo, que él tiene muchas cosas que hacer como para estar con tonterías. Ha cambiado el rollo de malas pulgas, encima, SE HA CABREADO ÉL, y se ha encerrado en su cuarto de malas. Ahora está que ni me habla. He tenido que ir yo al puñetero baño y limpiar sus pelos porque él NO SE DA CUENTA de las guarrerías que monta y el desorden que deja tras de sí. No sé qué coño hacer ya, si intento decírselo de buenas se olvida o me ignora, y si se lo digo de malas se enfada y encima la mala soy yo por «obsesa de la limpieza» (ni de coña, vaya). Si le discuto va a darme mil vueltas porque es un puto abogado y va a acabar teniendo la razón él, siempre me hace lo mismo.
Y eso es todo, necesitaba desahogarme.
Ciao bellas!