Conocí a mi pareja con 24, el tenía 26. Yo había tenido una pareja antes con la que era todo fuego en la cama, pero en todo lo demás era una M con mayúsculas, de hecho me dejó por otra.
Él en cambio, el príncipe de un cuento de hadas. Inteligente, guapo, cariñoso, gracioso, amable. Me enamoré como nunca me he enamorado, pero en la cama… Ay en la cama, un completo desastre. Yo no pensaba que alguien podía ser tan malo en la cama hasta que le conocí. Y decidí seguir con el, porque? Pues porque yo ya había probado lo que era estar con chicos que no servían para nada más que para la cama, para una vez que encontraba un tío que valía la pena, no iba a soltarlo tan fácilmente y pensaba que podríamos mejorar nuestras relaciones sexuales.
Han pasado 10 años. El tiempo me ha confirmado lo perfecto que era como hombre. Al vivir juntos el cocina, lava, plancha, hace todo y más sin necesidad de que yo le diga nada. No me «ayuda», el hace su parte. Somos un auténtico equipo y no podría haber elegido mejor compañero de vida.
Y la cama? Pues me he resignado, lo intenté un par de años y luego se acabó, a veces me siento como tú, lo hago más por obligación (aunque el no me obliga) que por otra cosa. Me aburre el sexo muchísimo. Nunca saltaron chispas. Pero en todo lo demás, yo lo quiero,lo quiero muchísimo y no imagino mi vida con nadie mas. Como ha dicho una chica antes, yo me imagino envejeciendo a su lado, y me siento muy muy querida y valorada cada día de mi vida. Dormimos abrazados, salimos de la mano aún 10 años después, pasamos nuestras horas libres siempre juntos, nos entendemos y nos conocemos a la perfección, viajamos y tenemos una vida estupenda de mucho amor y respeto. Y eso, créeme, no lo cambio ni por el mejor sexo del mundo.