No sé ni por dónde empezar… me siento la persona más cutre del mundo. Hace ocho meses he empezado a salir con un chico compañero mío del trabajo. Nunca me había fijado en él físicamente, más que nada porque no me atrae, pero su personalidad es increíble y nunca dejaba de hacerme reír. Es la mejor persona que he conocido nunca, y de cara es muy guapo, pero su cuerpo no me atrae (creo yo que no decidimos quien nos atrae y quien no). Aún así, cuando me pidió ir a cenar le dije que sí, porque no me considero alguien superficial y por ir a cenar no pasa nada, a ver qué pasa.
La cena fue de maravilla, y derivó en otra, y en empezar a liarnos, hasta ocho meses saliendo ¿El problema? Él está muy enamorado de mí y a mí él me encanta pero no me atrae. Soy una persona muy joven (25) y considero que ahora mismo para mí es muy importante el que me atraiga mi pareja, aunque ello vaya perdiendo importancia con el tiempo y le ganen otras cosas, pero ahora no.
El caso es que decidí sentarme a hablar con él con todo el tacto de este mundo, porque no quería seguir mareándole si yo no lo veía claro pero tampoco quería hacerle daño. Antes de hablar con él de verdad que intenté poner todo de mí para que ello pasara, ya que objetivamente haríamos muy buena pareja, nos cuidamos, respetamos, reímos muchísimo, muchas cosas en común, etc. Pero no hay manera.
Se puso a llorar y me dijo que tenía una sorpresa para mí ¿La sorpresa? Se presentó el día de mi cumpleaños con una caja donde dentro había una subscripción suya anual a un gimnasio. Yo no sabía dónde meterme, se me hizo un nudo en la garganta y sólo quería llorar, me sentía horrible chicas.
Me dijo que lo había escogido él, que no me sintiera mal y que así poco a poco iba a conseguir eliminar lo único que me impedía tener una relación sana y buena juntos. Naturalmente objetivamente eso haría que mi no atracción hacia él se resolviera y creo de verdad que sería perfecto, pero aunque yo nunca le dije de dejarlo con la intención de un ultimatum para que hiciera algo, no puedo dejar de sentirme fatal por el hecho de que haya hecho lo que ha hecho.
Sé que ha sido decisión suya, pero ahora no sé si aceptarlo y esperar unos meses a empezar a ver cambios y hasta entonces seguir igual de bien que ahora en todos los otros aspectos, o seguir diciéndole de dejarlo porque no quiero que haga todo eso por mí. Estoy hecha mierda…