Es que ella no tiene que disfrutar de los primeros momentos, porque no es la madre. Ya ha criado a sus hijos.
La madre eres tú, y la que los tiene que vivir eres tú.
A mí me pasó igual porque viven en la otra punta de España, sumado a que se quería venir mi cuñado, un adolescente malcriado al que hay que ofrecer entretenimiento constante porque si no se aburre y reclama atención.
Se lo dejé muy claro a mi pareja: si quiere venir tú madre dos días, me parece perfecto, pero a ayudar con otras cosas, no a quitarme a mi hijo de mis brazos. SOLO TU MADRE. No voy a estar aguantando tonterías de otros porque mi tarea es cuidar de un bebé, no de dos.
Mi suegra se lo tomó a mal porque decía que era un feo hacia su hijo y que ella, como su madre, tenía que preocuparse por él. Mi contestación fue que era entendible, que se podía quedar con su hijo en su casa porque yo estaba defendiendo exactamente lo mismo, el bienestar de MI hijo y el mío. Yo no sabía cómo iba a ir el parto ni mi recuperación, ni la lactancia. Y necesitaba sentirme cómoda en la privacidad de mi casa. Si querían venir los dos, nuestro límite era que se fuesen a un hotel y viniesen de visita un rato.
Aceptó y al final vino ella sola. Ojo, tengo buena relación con ella, nos adoramos. Pero a las abuelas he tenido que ponerles límites. A las dos.
Mi teoría es que los nuevos padres somos sus hijos y siempre han sido ellas quienes nos han cuidado, han estado en nuestras primeras veces, nos han dicho qué hacer. Y tardan en vernos como padres. Y tardan en darse cuenta de que ellas pasan a un rol secundario, no protagonista, pasan a ser familia cercana, y no parte de nuestro núcleo familiar. Y oye, con el tiempo, como madre también vas entendiendo porqué les resulta difícil.